Juntando
Fósforos.
Por
Enrique Guillermo Avogadro.
“Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. ¡Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo!” Gabriel Celaya
Detrás de
los telones del bochornoso espectáculo montado por el cristinismo en el
Congreso para aprobar, en tiempo record, a libro cerrado y con fraude la orden
de asesinar la República, quedaron ocultos los muertos de Once y de las
inundaciones de La Plata, la multitudinaria marcha del 18A y, en alguna medida,
hasta el juego de corrupción desaforada que Kirchner patentara y que Lanata
pusiera en nuestras hogareñas pantallas; en este caso, es menos grave, ya que
el periodista volverá a hacer impacto, esta misma noche, bajo la línea de
flotación del “relato”.
Sin embargo, como pasó con todas las batallas que el oficialismo
ha encarado, revistiéndolas de una épica que la injustificable riqueza de sus
generales desmiente, más temprano que tarde ésta terminará en un fracaso, y
sólo habrá servido para que doña Cristina gane unos días en su inexorable
camino hacia el derrumbe final. El 7D, la Rural, la 125, el derrocamiento de
Scioli y de Peralta y, sobre todo, la irresponsable e ineficaz manera en que se
conduce la economía, han sido los hitos que han marcado ese derrotero, que
tendrá un trágico costo para la Argentina del futuro inmediato.
En agosto deberíamos concurrir a las urnas para votar en las
Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, que este año –salvo que la
Corte Suprema lo impida- implicarán elegir también a los candidatos a futuros
miembros del Consejo de la Magistratura (con el país como distrito único, otra
trampa electoral del kirchnarismo). En la Argentina, y el 2011 fue una
demostración, las PASO funcionan como primera vuelta; recuerde el lema “Cristina
ya ganó”. Si en cualquiera de las provincias “seguras” el oficialismo no
pudiera exhibir una abismal ventaja numérica sobre el segundo más votado, lo
natural sería que éste nucleara tras de sí a toda la oposición, repitiendo así
lo sucedido en 2003, cuando Menem venció a Kirchner pero desistió de
presentarse a la segunda vuelta.
Como el Gobierno es consciente de estos detalles, está muy
preocupado, en especial porque carece de personajes convocantes, a punto tal
que en la Casa Rosada se baraja la posibilidad de que doña Cristina encabece,
por supuesto en forma testimonial, la lista de candidatos al Consejo de la
Magistratura, con lo cual su nombre estaría en las boletas de todas las provincias.
La oposición ha entendido el riesgo de este artilugio, y está intentando
unificar también su oferta electoral en esta materia.
Debemos reconocer, en el Gobierno, una cuota de locura extraña:
está en medio de un año que, sin dudas, será el más complicado de su vida
política y, pese a ello, no hace más que castigar y agraviar, sin escrúpulos, a
su propia base electoral. Divorciado, ya sin remedio, de las clases medias, su
natural refugio debería encontrarlo en el mundo de pobreza e indigencia que ha
creado para cautivarlo con sus dádivas clientelísticas y, sin embargo, quienes
lo habitan son apaleados diariamente a través de la inflación y del fracaso
rotundo del “modelo” económico implementado desde la chiquitísima mesa de
Olivos.
La escasez de recursos financieros ha llevado a una marcada
incapacidad de la Casa Rosada de mantener a salvo de ese deterioro a los planes
sociales, ya que los pocos que aún existen se utilizan para subsidiar el
consumo de los más ricos –combustibles, pasajes aéreos, dólar turista,
automóviles importados, etc.- y la ya alucinante corrupción de la cual la
televisión ha exhibido sólo una pequeña muestra. Y el inocultable agravio llega
de la mano del Indec, que esta semana se dio el inexplicable lujo de sostener
que la miseria ha desaparecido en varias provincias argentinas; tal vez se deba
a la reticencia moral del pobre Lorenzino, nuestro invisible Ministro de
Economía, el demoledor papelón que protagonizó ante la prensa internacional.
Como estuve presente en las tres protestas que protagonizó la
ciudadanía el 13S, el 8N y el 18A puedo sostener, sin temor a equivocarme, que
fue la última la que mayor componente de sectores humildes mostró, sobre todo a
partir de la confluencia de las diferentes columnas en el Obelisco porteño,
antes de marchar hacia la Plaza de Mayo, primero, y el Congreso. Sin
colectivos, dinero o choripán, muchos marginados del conurbano salieron a
manifestar su repulsa a un régimen que enriquece a sus funcionarios y a sus
amigos, que exhiben con grotesca impudicia sus aviones, sus fiestas y sus
automóviles y “pesan” el dinero porque resulta más práctico que contarlo; el
merecidamente envidiable aparato de comunicación del Gobierno cometió, esta
vez, un incalificable error cuando, para intentar reducir su impacto, llevó el
escándalo a las pantallas de quienes, habitualmente, no ven programas
políticos, por más cómicos que éstos sean.
El mismo individuo que fue el instrumento utilizado por don
Néstor (q.e.p.d.) para llevarnos a la terrible crisis de energía en la que nos
encontramos, para cobrar monstruosos sobreprecios en la obra pública, para
armar los monumentales negociados con Venezuela y, al menos en los papeles, ser
responsable del crimen de Once, con sus cincuenta y un muertos y más de
setecientos heridos, el inefable Julio de Vido, que será el nuevo blanco de
Lanata esta noche, sin siquiera ponerse colorado atribuyó a los deseos a viajar
a Miami que más de dos millones de argentinos salieran a la calle.
El 24A, mientras la sucesiva presencia de los gremios y de la
ciudadanía en general gritaba ¡basta! en la plaza, el oficialismo destruía a la
República y a la democracia en el interior del Congreso, demostrando un
imperial desprecio por el clamor de sus gobernados; resultó por ello muy
acertada la frase de Oscar Aguad al resaltar que la bancada oficialista tenía
miedo a la masa y vallaba el edificio, demostrando así que no era peronista a
pesar de su disfraz.
Preguntas básicas se imponen: si usted fuera nuevamente
candidato a algo, sea presidente de un club, de una asociación vecinal o a
diputado, ¿dedicaría toda su actividad diaria a insultar a sus votantes y a
despreciar su inteligencia?; cuando quienes integran su capital político sufren
por alguna razón, ¿demostraría usted que medios non sanctos le
permiten estar al margen de ese sufrimiento?; mientras todos protestan,
¿utilizaría una visible maza para derrumbar el edificio de su club?
Evidentemente, si lo hace es porque los votos han dejado de importarle y ya
está pensando en otra forma de conservar el poder; sólo tendrá dos
alternativas: el fraude o la violencia.
Como todos somos conscientes de lo que ocurrió en la elección
tan cuestionada de Venezuela, presumo que los partidos políticos de oposición
se pondrán de acuerdo para contratar a un equipo informático que pueda
imposibilitar el fraude. Sólo resta saber, entonces, como hará el Gobierno para
incendiar Roma.
Bs.As., 28 Abr 13.
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
Tel. +54 (11) 4807 4401/02.
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