¡Cobardes,
el
Caos
ha
Comenzado!
Por :
Enrique Guillermo Avogadro
“Si no hay justicia para el pueblo,
que no haya paz para el gobierno”.
Emiliano Zapata.
Junín, Capilla del Señor y el Teatro San Martín porteño, como antes Bariloche, fueron muestras concretas, y ensayos generales, del siniestro plan “B”, forjado en el oficialismo para cuando ya no queden más caminos para lograr la reelección que tanto precisa. Todos esos lugares fueron testigos de protestas vecinales, en general contra la inseguridad, que se transformaron en violentas e incontrolables cuando llegaron los energúmenos encapuchados rentados Alicia Kirchner y sus adláteres, como Pérsico o el propio SuperBerni.
Emiliano Zapata.
Junín, Capilla del Señor y el Teatro San Martín porteño, como antes Bariloche, fueron muestras concretas, y ensayos generales, del siniestro plan “B”, forjado en el oficialismo para cuando ya no queden más caminos para lograr la reelección que tanto precisa. Todos esos lugares fueron testigos de protestas vecinales, en general contra la inseguridad, que se transformaron en violentas e incontrolables cuando llegaron los energúmenos encapuchados rentados Alicia Kirchner y sus adláteres, como Pérsico o el propio SuperBerni.
En carnaval,
el jefe camporista del Servicio Penitenciario Federal organizó murgas en el
penal de Ezeiza, trasladando allí a innumerables presos del “Batayón Militante”
de otras cárceles; esa agrupación nuclea a los criminales más violentos y
agresivos que se encuentran tras las rejas. Y las páginas deportivas chorrean
sangre por la inusual actividad desplegada por las barras bravas de todos los
clubs de fútbol, esas mismas que doña Cristina santificó desde su atril por su
compromiso con la camiseta. En esas dos agrupaciones, el oficialismo confía
para integrar su vanguardia más agresiva. Esta misma semana, dos dirigentes
sociales de importancia, como son Toty Flores, vinculado a Lilita Carrió, y
Raúl Castells, han denunciado la presencia siniestra de armas -legalizadas por
el Renar, en manos de La Cámpora-, en los asentamientos urbanos, desde los
cuales fluye, imparable, la droga; esas armas están siendo utilizadas para
intimidar opositores.
El Gobierno
no reflexiona ni se detiene cuando se trata de jugar su futuro. El espectáculo
que brinda hoy la Provincia de Buenos Aires, que la interna kirchnerista se
está tirando por la cabeza a costa de cuatro millones de chicos que no tienen
clase y, por ende, tampoco comen, es una muestra del desprecio total que el “modelo”
tiene por su masa de votantes, miserablemente cooptada por subsidios que ya
resultan impagables.
Todos estos
hechos, y lo que está sucediendo en Rosario, no hacen más que confirmar mis más
apocalípticos pronósticos en cuanto a qué sucederá en la Argentina cuando el
cristinismo considere imposible su supervivencia. Creo, sin temor a
equivocarme, que estamos presenciando los ensayos generales del siniestro plan
que busca la perpetuación del régimen a cualquier precio, aunque éste sea
incendiar Roma.
Diez años de
un inédito crecimiento de la Argentina no han producido ningún derrame hacia
los sectores más marginados, víctimas del más criminal populismo. ¿Cómo puede
ser que, después de una “década ganada”, todavía tengamos al 30% de la
población bajo la línea real de la pobreza, y al 10% en la miseria?
Frente a ese
panorama, indigna la cobardía de los estamentos superiores de la sociedad, por
ende más responsables. ¿A qué temen tanto como para caer en este silencio
cómplice? Todos ellos parecen no percibir que, cada vez, cuando les cortan las
uñas se llevan más dedo.
Los
opositores, salvo escasísimas excepciones, han sido tan, pero tan estúpidos que
han permitido todo al Gobierno, incluyendo la designación de Gils -¿no debiera
ser “giles”?- Carbó, que hoy embiste sin pudor contra la Justicia. Los
empresarios, que han sido humillados y sodomizados por Patotín Moreno, ¿están tan flojos de
papeles que deben obedecer sus más ridículos órdenes verbales? ¿Las ganancias
de estos años han acallado las voces de los dueños de bancos, que debieran ser
los primeros en defender el derecho de propiedad? ¿Qué miedo hace que sean tan
pocos los periodistas que denuncian la monstruosa y genocida corrupción del
Gobierno? Los empresarios, que tanto pavor sienten a perder sus beneficios de
hoy, ¿no perciben que, si el “modelo” triunfa, sus mismas empresas dejarán de
pertenecerles? ¿Cómo entregan, por mendrugos, los militares y las fuerzas de
seguridad su honor y la defensa de las instituciones? ¿A qué siniestra venganza
temen los artistas, que no respaldan masivamente a los pocos colegas que se
atreven a exhibir sus críticas?
Resulta
extraño y solivianta ver a los funcionarios y a los políticos de todos los
partidos explicar, en televisión, que la inseguridad se debe a malas leyes. La
verdad es que la ley no es mala, sino despareja. Si alguien que delinque para
comer, o para pagar su vicio, va preso; si un asesino que mata a un semejante
se pudre de por vida en la cárcel, ¿cómo están en libertad los Kirchner, los De
Vido, los Jaime, los Cirigliano, los Cristóbal López, los Boudou, los Oberti, y
tantos otros cuya corrupción es tan brutal como para generar hechos como el
crimen de Once o el genocidio de los Qom, en Formosa y Salta? ¿Cómo toleramos
que los chicos de La Cámpora gasten casi tres millones de dólares diarios en
Aerolíneas Argentinas, entre otras cosas en fabulosos sueldos, mientras el país
carece de rutas, hospitales, escuelas y viviendas?
Los
ciudadanos de a pie, ¿cómo miramos, sin tomar la Bastilla, los discursos
inflamados de doña Cristina, en los que se limita a mentir y negar, a agraviar
y a difamar, a agredir y a fragmentar, invocando una opción por los pobres
desmentida por sus lujos cotidianos? ¿Cómo permitimos que se nos deje sin las
libertades más elementales, como informarnos libremente? Como sabe, tengo
contra los integrantes de la Corte serios agravios, vinculados a la destrucción
–en las causas llamadas de lesa humanidad- de todos los principios en los que
se sustentaba el derecho en la Argentina, o a la tolerancia hacia la presencia
de Zaffaroni entre sus filas pero, ¿cómo soportamos, en cobarde silencio, los
inmundos ataques que el Poder Ejecutivo lleva adelante contra los jueces más
probos del país?
¿Cómo
toleramos que, desde los medios públicos y para-oficiales, que tanto nos
cuestan a todos, se agravie a los católicos, como antes se hizo con los judíos?
Los empresarios, los legisladores y los políticos, cuando vuelven a sus hogares
por la noche, seguramente deben encontrar la mirada de sus hijos. ¿Cómo la
enfrentan, después de haberse arrastrado y aplaudido en cada uno de los actos
de este gobierno, cuando doña Cristina hace copresidirlos a Guita-rrita Boudou?
¿Seguiremos
esperando, los argentinos, que la Divina Providencia venga a sacarnos las
castañas del fuego? Ahora, con la presencia de SS Francisco en Roma, se abre
una luz de esperanza; el inefable Luis D’Elía lo preanunció cuando dijo que el
Papa será a la unidad latinoamericana –léase chavismo y “socialismo del siglo
XXI”- lo que fue Juan Pablo II al comunismo. ¡Ojalá así sea! Porque se habrá
terminado entonces este ladri-progresismo y empezaremos a caminar hacia el
futuro y el verdadero progreso en paz.
Para
terminar, un aviso parroquial. El 10 de abril, en Quintana 161, a las 19:00 horas,
Carlos Manuel Acuña y yo daremos una charla, obviamente gratuita, para contar
cómo vemos lo que está sucediendo y qué creemos que debe hacerse para adelante.
Si puede, no deje de venir, porque la idea es ponernos los pantalones, juntar
coraje y comenzar a trabajar para hacer real ese futuro, que la Argentina
tantas veces ha anunciado y nunca concretado.
BsAs, 17 Mar
13
Enrique Guillermo
Avogadro
Abogado.
Abogado.
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