2013

Subversión

y anarquía

en ciernes.

Por

Carlos Berro Madero.

Hace varios días que tenemos la sensación de que el Frente para La Victoria, La Cámpora, los piqueteros oficialistas y Cristina Fernández con su“mini” guardia de corps, han ingresado en un camino aparentemente sin retorno: ignorar la realidad y acentuar su delirio ideológico al punto de comprometer la paz social.



En efecto, la naturaleza de lo que se denomina “subversión” es un término técnico con un significado muy preciso: se trata de un intento sistemático llevado a cabo por un grupo organizado para desmantelar una sociedad
determinada con el fin de establecer un régimen de tipo stalinista.
La política democrática sólo es viable cuando todo el mundo está de acuerdo en que existen límites para la acción política. 

En este momento, la prédica equivocada del gobierno esparce la idea de que no los hay, mientras se avanza con la “reivindicación de los desplazados”.
Cuando un gobierno comienza a sostener una concepción totalitaria de la política, alienta indirectamente el establecimiento de grupúsculos de desaforados que, usando los mismos términos acuñados por el poder, deciden utilizar todos los medios a su disposición para transgredir la ley.
La subversión actúa bajo la máscara de una confusión semántica y encabeza movimientos ilegales para producir una supuesta mayor “democratización” de la sociedad.

Bajo esta cubierta hipócrita, procuran retener para sí el poder absoluto y con su lenguaje de “conciencia social” captan más fácilmente a los responsables de los medios de educación y a los educadores.

Entre nosotros ya venía ocurriendo con los asombrosos “intelectuales” de Carta

Abierta que, ingenuamente (o no tanto en algún caso), supusieron que “ir por todo” significaba cambiar el orden establecido – supuestamente liberal (gran falacia)-, por un régimen horizontal de mayor “pluralidad”.

La ligereza con que se vienen manejando todos estos conceptos ha convertido esta nueva etapa de la subversión de ideas en un falso dilema semántico.

Los Kirchner, con absoluta falta de responsabilidad, jugaron con las personas
bien intencionadas durante muchos años y éstas se han visto desbordadas finalmente por el síndrome del menosprecio cultural de quienes solo están detrás de intereses inconfesables.

En nuestro caso, con todas las letras,

 LA REVANCHA DE LOS MONTONEROS.

A medida que el derrumbe del gobierno se hace más notorio y los errores y “horrores” económicos van encerrando cada vez más sus posibilidades de remontar vuelo, los abusos han tomado cariz de desmadre y comienzan a aparecer focos de disturbios que son “entrenamientos” de quienes ven la oportunidad de aprovechar “al voleo” dichas circunstancias.
Cristina puede verse encerrada y perjudicada severamente por su falta de tino e inteligencia al no reparar que sus discursos “inflamados” han dado lugar finalmente a una anarquía “intelectual”, donde el mensaje único pareciera consistir en decirnos que el sistema capitalista “es incapaz de mantener una estabilidad y de erradicar sus fallas características”, como sostenía Engels.
La Presidente está tan confundida y rabiosa por no saber cómo frenar la caída de su imagen que está propiciando, con su inacción, silencios inoportunos y fabulaciones ideológicas, el nacimiento de dicha anarquía.
Y es sabido que del pensamiento a la acción hay muy poco trecho.
Sacarle a quienes tienen “porque sí”, entorpecer a los emprendedores, llenarse la boca hablando de “buitres” y depredaciones, y perseguir implacablemente a todos los que no piensan “como se debe”, es un paso adelante en la

organización de una lucha de clases, aunque el discurso pretenda darle lugar a una supuesta “reconciliación”.

“Uno de los hechos más deprimentes de los últimos años ha sido la confusión - por momentos inconsciente y por momentos deliberada-, con respecto a la diferencia fundamental entre las políticas comunista y social demócrata, y entre

el sindicalismo libre y :

EL APARATO REPRESIVO DESTINADO AL CONTROL LABORAL 

que funciona en algunos Estados” dice Robert Moss.

La Argentina ha entrado de lleno en esta ciénaga confusa en que nos ha metido el kirchnerismo por su incapacidad para gobernar. 

Ni ellos mismos son conscientes del peligro que corren.

Ni qué decir de los empresarios corruptos que se les han apareado y muchos idiotas útiles que han creído “tocar el cielo con las manos” en su nuevo papel de “elegidos” por el poder para desparramar las supuestas bondades de un gobierno ineficaz que no sabe hacia dónde va.

Los asaltos habidos en supermercados podrán ser de grupos marginales como dicen algunos, pero representan el estado de indefensión en que nos ha  puesto la falta de capacidad de quienes quisieron dedicarse a una “distribución más equitativa” poniendo en marcha políticas absurdas.

Como solía decir Einstein: “las únicas dos cosas que son infinitas son el Universo y la estupidez humana. 

De la primera, no estoy tan seguro”.

Carlos Berro Madero

carlosberro24@gmail.com