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jueves, 5 de abril de 2012

Informador Público .



¿Corrompe . . . 

            el  poder?


Si analizamos el verdadero significado de las palabras que llevan el título de este escrito, todos de alguna manera aspiramos a tener poder y todos en alguna medida hemos hecho actos corruptos en menor o mayor grado.
¿Quién no quiere ser jefe del departamento?
Quién no quiere un mejor puesto?
¿Quién no se ha 
pasado una luz amarilla? ¿Quién no trata de reducir el pago de impuestos? 
¿Cuántos periodistas han alterado o dicho verdades a medias para sus propios intereses?
Sin embargo dicho lo anterior, y comprendiendo que no existen personas perfectas, cuando hablamos de corrupción o de corruptos nos referimos mas que todo a aquellas personas que cuando ostentan el poder se extralimitan y hacen gala además de actos corruptos, lo que es muy distinto, porque se supone que quienes están en el poder son los primeros que deben de darnos el ejemplo.
De allí que vale la pena comentar lo que se dice y se ha dicho acerca del tema propuesto en este artículo, una sentencia que no podemos obviar es la expresada por Lord Acton en el siglo XIX cuando dijo: 
“El poder corrompe y . . .                               el poder absoluto corrompe absolutamente 
Otros, en cambio, piensan que son los corruptos que se desinhiben y dan rienda suelta a sus deseos cuando están en el poder los que hacen gala de esta actitud y, Karl Lowenstein (1891-1973) en su “Teoría de la Constitución” habla del “carácter demoníaco” del poder, y la necesidad de limitarlo por el hecho de que quien lo ostenta tiende a excederse y a abusar del mismo.
Algunos estudios modernos llevados a cabo sobre este tema nos empiezan a aclarar ciertas cosas, por ejemplo, un estudio hecho por Dacher Keltner, un psicólogo de la Universidad de California en Berkeley, determinó que :
“Cuando se otorga poder a las personas, básicamente estas empiezan a actuar como idiotas. 
Coquetean de manera inapropiada, bromean de forma hostil, y se convierten en personas totalmente impulsivas.”
La Revista “Muy Interesante” menciona otro estudio en un artículo titulado: 
“¿Por qué el poder corrompe?” 
El artículo se basó en un trabajo que publicó la revista Journal of Experimental Social Psychology, el estudio que fue llevado a cabo por tres universidades estadounidenses muestra que existe una relación entre la categoría y el nivel de autoridad de un puesto de trabajo y que la gente con bajo estatus que ocupa puestos de mucho poder tiende a degradar a los demás. 
(En este particular el presidente Chávez en Venezuela es un ejemplo de muchos de estos autoritarios que vienen de estratos bajos y que actúan de esta manera)
Además señala el artículo que “Los resultados de la investigación explicaría por qué los oficinistas pueden parecer groseros o incluso por qué los guardias de la prisión de Abu Ghraib humillaron y torturaron a los prisioneros en Iraq.”
Nathanael Fast, profesor de la Escuela Marshall de Negocios de la Universidad de California del Sur (EE UU) y coautor del trabajo explicó que los resultados revelaron entre otras cosas que: 
“Los individuos con roles de alto poder y baja categoría eligieron actividades más humillantes para sus socios”. 
“Los sujetos con alto grado de poder y categoría alta eran, sin embargo, muy agradables con los compañeros.” 
“Nuestros hallazgos señalan que la experiencia de tener poder sin categoría, ya sea como miembro del ejército o como un estudiante universitario que participa en un experimento, puede desencadenar comportamientos que humillan a los demás”. Sin embargo, Fast admitió que no se puede generalizar ya que muchas personas en esa situación tienen un comportamiento atento con los demás.
http://www.muyinteresante.es/ipor-que-el-poder-corrompe
Se dice que a los corruptos se les reconoce fácilmente porque de la “noche a la mañana” se hacen de fortunas que antes no tenían, un sitio en Internet nos describe el perfil de un corrupto de la siguiente manera: “El sujeto es un maestro para aparentar lo que no es. 
Veleidoso y narcisista, superficial y acomodaticio, frívolo y lujurioso. 
Vale reiterarlo: aparentar lo que no se es. Una verdadera estrategia del camuflaje que le da pingüe ganancia en círculos de poder.” Y más adelante añade: “No soporta la crítica y mucho menos que se le insinúen como corruptas sus actitudes. 
Contra ataca de inmediato, insulta si es necesario, muestra su ira y su orgullo herido
Hace del honor una bandera con el serio riesgo que se transforme en mortaja.”
http://www.hacercomunidad.org/component/content/article/38-general/396
El poder corrompe, claro que sí, pero esto ocurrirá siempre y cuando las personas posean las características necesarias para ser corruptas, está visto que no todos los que ostentan el poder lo son.
Nosotros identificamos a unos cuantos. 
Carlos Vilchez Navamuel.
¿Lo hizo usted? . . .
Cuidado,  andan por aquí. . .

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