2014
Herido
y
Triste.
Por
Enrique Guillermo Avogadro.
Abogado.
“Debe usted boxear
como escribe
y escribir como
boxea:
debe dar todo lo que tiene
porque cada pelea,
como cada libro, puede
ser
la última”.
Joël Dicker
La
editorial que escribí la semana pasada, “Inmunda Cloaca” (http://tinyurl.com/nsg69hp),
recibió algunos aplausos y no pocas críticas, que apuntaron a que se notaba la rabia
profunda que me habría embargado mientras lo hacía, señalando que eso no
servía, que debía bajar el nivel de enojo para poder llegar mejor a la
conciencia de los lectores. Mis disculpas a éstos, ya que la sensación que
tenía no era esa sino la desesperación; ¿qué otra cosa se puede sentir al ver
en qué se ha convertido nuestra sociedad?
Ha pasado
sólo una semana desde entonces y todo cuanto en ella dije tiene aún más olor a
podredumbre. El kirchnerismo logró que el Consejo de la Magistratura demorara
el proceso contra Oyarbide, pese a la confesión de éste de los delitos
cometidos, y avanzó rápidamente contra Bonadío, un colega de aquél que,
últimamente, había puesto a “bailar con la fea” a Abalito y al mudo vocero presidencial y elevó a juicio una
de las causas en que el romano
Patotín está imputado.
Patotín está imputado.
La
indispensable columna de Carlos Pagni en La Nación del jueves, “Las ‘cuevas’,
gran caja del poder en el país” (http://tinyurl.com/ljskq64) hace una verdadera
autopsia del cadáver en que se ha convertido la Argentina, ese extraño país
respecto al cual la mitad del mundo apostaba, hace cien años, que sería una de
las grandes potencias globales. En las vísceras, además, encontró los restos de
la Justicia seria e independiente que hemos sabido destruir con tanto ahínco.
El
narcotráfico y el consumo masivo de drogas nos han exigido incrementar la cuota
semanal de sangre que los argentinos debemos ofrecer ante el altar de la
corrupción gubernamental, agravada por la incapacidad manifiesta para combatir
esos males y el pavor silencioso de quienes aún no han caído en ella.
Tal como
era previsible, la protesta de los docentes continuó y, pese al descrédito
generalizado que una huelga tan prolongada está provocando sobre sus posturas,
no tiene visos de concluir. Debo confesar que, habiendo cursado mi etapa
secundaria en establecimientos públicos, me asombra que quienes antes eran
“maestros” –con toda la responsabilidad y el respeto que el solo nombre
implicaba- hoy se llamen a sí mismos “trabajadores de la educación”, y este
hecho puntual habla muy a las claras del profundo deterioro en que la educación
ha caído entre nosotros. Una nación que, ya en 1880, había erradicado el
analfabetismo y asombraba al mundo con ese logro, hoy forma chicos que ni
siquiera comprenden lo que leen.
Es cierto
que los argentinos debemos enorgullecernos de ser el país de América Latina que
más premios Nobel ha obtenido, pero esos enormes triunfos individuales no deben
ocultar nuestro fracaso colectivo como sociedad. Me parece que la selección
nacional de fútbol puede ser el mejor ejemplo de lo que digo: llena de
estrellas, muchas de ellas entre los jugadores más caros y exitosos del mundo,
es incapaz de grandes logros cuando se trata de hacerlos salir a la cancha con
la misma camiseta.
Lo
absurdo es que, mientras el Gobierno está destinando a la educación el
porcentaje más alto del presupuesto nacional desde la época de Arturo Illía, el
derrumbe continúa profundizándose; y lo notable es que los maestros ganan
sueldos miserables y la infraestructura está cada vez peor. Comparto la idea
oficial, tan resistida por los sindicalistas, de analizar el “presentismo”, ya
que gran parte del despilfarro proviene de la cantidad de personas que están
dedicadas a cubrir un mismo cargo docente, por las licencias irracionales y por
las invocadas enfermedades que, de resultar ciertas, convertirían a la
actividad en la más riesgosa del país.
Pero todo
eso debiera ser objeto de una profunda discusión hacia adentro de la sociedad y
la política, y no intentar que sea parte de la agenda una semana antes del
comienzo oficial de las clases. Ni la Nación ni las provincias han conseguido
explicar por qué abren las paritarias recién a fin de febrero, cuando debieran
hacerlo en noviembre y así llegar a la fecha clave con soluciones y no con
conflictos y, muchísimo menos, por qué no se destinan aún más fondos a la
educación en lugar de dilapidarlos en Fútbol para Todos, Aerolíneas Argentinas,
propaganda oficial, pauta publicitaria o subsidios de energía a los más ricos.
El jefe
de los caciques sindicales que han crecido tanto al calor de la Casa Rosada, el
metalúrgico Caló, ha debido poner en estado de alerta a su sector, ya que la
presión de las bases tornaba imposible su pasividad ante el deterioro brusco
que el Gobierno pretende aplicar a los salarios. A los líderes ahora opositores
que acompañan a Camión Moyano
en la CGT Azopardo, y a los gastronómicos de Barrionuevo y los estatales de
Micheli, se han sumado los ferroviarios de Maturano y los colectiveros de
Fernández, hasta hoy militantes de la CGT Balcarce, consolidando un grupo que
puede, literalmente, parar el país cuando se le ocurra y que ya ha anunciado
una huelga general para el mes de abril; cuando se produjo una conjunción
semejante, en 1975, cayó un gobierno peronista por única vez en la historia,
hasta ahora.
Y es que
los trabajadores tienen una doble razón para la protesta. Por un lado, la
Presidente quiere que ellos sean quienes paguen el costo de la fiesta que
pretende mantener viva hasta su propio final: el gasto público que no para de
crecer exponencialmente; y, por otro, no acepta subir el piso del impuesto a
las ganancias ni modificar las alícuotas del tributo, por lo cual las mejoras
salariales que los gremios obtengan con tanta lucha no hará más que aumentar la
recaudación que exprime el inefable Feedlot Echegaray.
A esta altura del ajuste, ya no se discuten ideologías ni posiciones políticas,
sólo dinero.
El nuevo
IPCNU, con dos meses de vida, ha conseguido dar un leve viso de seriedad a las
estadísticas oficiales, ya que “sólo” ha diferido en casi un punto mensual
respecto a las estimaciones privadas que divulga el Congreso; de seguir así,
igualmente habrá conseguido, a fin de año, ocultar diez en la inflación, un
número que, por sí solo, supera en mucho -en el mejor de los casos, triplica-
al que sufren todos los vecinos anualmente, excepto Venezuela.
Claro que
ese sinceramiento impuesto por la realidad de un gobierno que se ha quedado sin
divisas y necesita desesperadamente auxilio externo no ha incluido a los ahora
ocultos índices de pobreza e indigencia ya que, de haber visto éstos la luz, lo
poco que queda del “relato” hubiera sido barrido finalmente; basta con saber
que, sólo en enero pasado, quinientas mil personas descendieron a esos niveles.
Esos ocultamientos y esa “rebaja” de la realidad seguirán trabando las negociaciones internacionales, Club de París incluido, toda vez que siempre requieren la revisión –artículo IV- de las estadísticas, en particular, y de la economía en general por el FMI, que no está dispuesto a convalidar nuestros dibujos locales, aunque quien los diseñe sea el propio Pablo Picasso.
Esos ocultamientos y esa “rebaja” de la realidad seguirán trabando las negociaciones internacionales, Club de París incluido, toda vez que siempre requieren la revisión –artículo IV- de las estadísticas, en particular, y de la economía en general por el FMI, que no está dispuesto a convalidar nuestros dibujos locales, aunque quien los diseñe sea el propio Pablo Picasso.
Contra lo
que pueda suponerse, mi frontal oposición a la familia Kirchner y a su gobierno
es inmensamente mayor debido a lo que pudieron hacer y no hicieron, pese a los
enormes recursos que fueron puestos a su disposición por la sociedad y los
mercados internacionales, más que a los horrores y verdaderos crímenes que,
para enriquecerse más allá de cualquier esfuerzo de imaginación, cometieron
contra la nación, la república, sus instituciones y los más pobres de nosotros.
Por eso,
precisamente, el dolor y la pena que me embargan cada vez que me toca describir
la realidad de esta triste e insignificante Argentina. Pero no cejaré en esta
cruzada por la Argentina que quiero, porque tengo la más absoluta certeza de
estar librando “el buen combate”.
Bs.As.,
23 Mar 14
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. en Bs.As. + 54 (11) 4807 4401/02
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Editorial.
Como titular de Buen Día Noticia para el mundo en Iternet,
publico sin emitir juicio de valor, sobre los autores de notas, la forma, o fondo de las mismas.
Hoy, algo cambia en mi comportamiento:
Se debe a que el afecto, pero más el respeto al coraje, que el Doctor Enrique Guillermo Avogadro, pone en sus escritos, la conciencia, el valor,
la rectitud, y el fundamental concepto de, "soy quien soy," porque soy, quien no pide ni da cuartel, sin mirar el costo que implique defender el
principio Cristiano y Nacional de PATRIA, aferrado a la conciencia universal de ser:
por sobre todo ciudadano.
Y ser ciudadano es ni más ni menos que:
esclavo de la ley, LEY que hace a los hombres iguales.
IGUALES en obligaciones y derechos.
ELEGIMOS SER LIBRES.
Y solo somos libres, estando dentro de la LEY .
Leyendo la nota de hoy, con el enorme dolor de un HOMBRE DE BIEN, no puedo sustraerme a compartir sus expresiones y su dolor frente a la grave situación que atraviesa Argentina.
Rodolfo Atilio Griffa.
Y ser ciudadano es ni más ni menos que:
esclavo de la ley, LEY que hace a los hombres iguales.
IGUALES en obligaciones y derechos.
ELEGIMOS SER LIBRES.
Y solo somos libres, estando dentro de la LEY .
Leyendo la nota de hoy, con el enorme dolor de un HOMBRE DE BIEN, no puedo sustraerme a compartir sus expresiones y su dolor frente a la grave situación que atraviesa Argentina.
Rodolfo Atilio Griffa.
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