TENSIONES
CRECIENTES ENTRE:
CRECIENTES ENTRE:
IDEÓLOGOS
Y
“APROVECHADOS”
Por Carlos Berro Madero. El kirchnerismo comienza a recorrer lo que podría ser eventualmente el final de su tiempo, desdeñando cualquier método de gobernar que haya sido probado con éxito en alguna parte.
Constituye una tropa que avanza pesadamente representándose “como un animal complejo, mendaz, artificioso e impenetrable” (Nietzsche), que se ha inventado para sí una “buena conciencia” con la que parece gozar del espectáculo grandilocuente en el que vive.
Ya no se trata solo de dar “manotazos de ahogado” (el Banco Central ha sido puesto finalmente de rodillas) o vociferar arengas declamatorias. Ahora comienzan a forzar toda clase de circunstancias “excepcionales” (Malvinas y el cepo a las importaciones entre otras), para sostener su “causa” y guardar fidelidad a un pensamiento que pretende retener un escenario que se retira por sí mismo y terminará sumergiéndolos muy pronto en una gran oscuridad.
Mientras tanto, siguen calumniando despreciativamente con estupidez patética a quienes se les oponen, a través del programa televisivo 678, de los monólogos “engolados” del relator de fútbol Víctor Hugo Morales y de algunas “gargantas” oficialistas contradictorias como Abal Medina, Daniel Cameron y el mal hablado e insólito Guillermo Moreno.
Uno de los blancos “móviles” parece ser Mauricio Macri. Si todo sigue como hasta ahora, es el “elegido” para forzarlo a ejecutar el trabajo sucio que el gobierno no quiere o no puede hacer con la administración de los subtes y los colectivos, fomentando de paso un estéril enfrentamiento entre provincianos y porteños.
Otro caso es el de YPF y las petroleras, a las que se acusa de no invertir, algo imposible de comprobar dado el nivel de falsedades esgrimidas, acompañado del servilismo de algunos gobernadores de provincias hidrocarburíferas que presionan a su vez para tratar de congraciarse con la “reina” y ver si “de rebote” sacan algún rédito personal.
Resulta casi imposible a esta altura de los acontecimientos tener esperanzas de un diálogo civilizado con ellos. Incluida, claro está, la Presidente, que solo se “comunica” mediante una incontenible arrogancia con la que pretende tapar la desesperación de crecientes sectores de su propio rebaño.
Su omnipotencia ha traspasado todos los límites y parece estar convirtiéndose en una figura casi “mítica”, principalmente para los púberes integrantes de La Cámpora, que son su principal sostén.
Sigue hablando todos los días sin parar (creyendo que la tarea de gobernar es ésa), usando frases que “suenan bien” en relación con cuanto tema irrelevante exista, mientras la realidad que nos acosa espera alguna señal de su parte sobre la crisis a la que nos ha arrastrado su gobierno. Una crisis que hace algunos meses le hacía decir muy oronda que no nos llegaría, porque estábamos “blindados”.
Ha logrado así que comencemos a vivir en un estado de irritación cotidiana, mientras ellos luchan por el poder absoluto, intentando arrojar por la ventanilla todo lo que les resulta un lastre.
Mientras tanto, las dos fracciones que componen el “movimiento”, los “ideólogos” y los “aprovechados”, se están disputando los retazos de una manta que de tanto sufrir tirones promete dejarlos en harapos.
Los primeros, están dispuestos a ir hasta el final, imaginando una sociedad que solo existe en los libros de cuentos (¿“bolivarianos”?). Los “aprovechados”, en cambio, algo menos fanáticos y que deben haber satisfecho ya con creces algunas expectativas materiales (como ocurre siempre en casos similares), comienzan a temer que se hayan dado pasos demasiado largos y riesgosos.
En ese terreno se dirimirá el futuro del “movimiento” casi con seguridad.
Esto les alcanza a muchos empresarios, dirigentes gremiales y algunos miembros del partido peronista tradicional que se acercaron al calor de la “chimenea” kirchnerista y hoy comienzan a sentir su propia ropa chamuscada.
Estamos recorriendo el camino inhóspito al que arribamos por la ineficiencia del gobierno. Por ahora, los “ideólogos” tensan la cuerda. En un estado mental casi etílico, suponen que la realidad puede ser aún “manipulada”.
El agujero negro de los gastos de importación de energía (que este año serán estratosféricos), los subsidios otorgados sin discriminación alguna y la demanda de obras públicas prometidas -que se ejecutan con sobreprecios asombrosos-, sumados al despilfarro dispendioso de los “feudos” provinciales y municipales -que aumentan en progresión geométrica-, son la punta de un iceberg que avanza a toda marcha hacia la línea de flotación de la “nave insignia”.
Por otra parte, se percibe que la productividad de la economía está resultando insuficiente para responder a la estimulación artificial de la demanda, y esto “ahoga” el superávit fiscal y el flujo de “caja”.
No hay soja, “ni niño muerto” (como dicen en España), que aguante este tren: la inflación sigue su marcha inexorablemente, empujando más ciudadanos a la marginalidad.
Solo nos resta agregar que hay cierto tipo de “transformaciones” en este mundo –como las que persigue el kirchnerismo-, que reflejan casi siempre el nivel de descomposición que emerge de la conducta desquiciada de sus protagonistas.
Siempre, un poco antes o un poco después, el camino termina en estos casos frente a una pared infranqueable.
A partir de allí, no hay más remedio que “barajar y dar las cartas nuevamente”.
¿A quién le tocará hacerse cargo de esta tarea? ¿Cuándo y de qué manera?
carlosberro24@gmail.com
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