Cristina,
la izquierda "champagne"
y la "patriada" de YPF.
Muchos argentinos (¿46% o ya muchos más?) sienten hoy angustia e indignación por la creciente escalada de conflictos desatada por el gobierno. La muestra mas reciente es la actitud “patotera” exhibida por la Presidente -de la que ella reniega expresamente con marcado cinismo-, mediante el envío de un proyecto de ley al Congreso para expropiar el 51% de YPF, luego de semanas de llenar el ambiente de versiones cambiantes y antojadizas para bajar el precio de las acciones de dicha compañía en las bolsas, utilizando el mismo esquema “hostil” que siempre criticó a los “fondos buitres”
Esto no es, ni más ni menos, que una “mascarada” que pretende exacerbar el nacionalismo de algunos idiotas, que todavía no comprenden en qué consiste la diplomacia y para qué sirve, y de paso, tapar con un poco de circo el marasmo económico al que nos ha llevado el gobierno.
No hay duda alguna que estamos presenciando el auge de una asociación cultural “sectaria” que pone de manifiesto sus errores como si se trataran de las mejores verdades: Cristina y sus ¿súbditos? representan el sentido dramático de algunos “paisajes” que seducen a ciertas mentes perturbadas.
“Pretender vivir eternamente y no morir constituye ya un síntoma de sentimientos seniles” decía Nietzche, “y cuanto mayor sea la holgura y la superioridad en que se vive, más dispuesto se estará a arriesgar la vida por un solo sentimiento agradable”. Con el consiguiente peligro personal, añadimos nosotros.
Ese “sentimiento agradable” que incita al “riesgo” a algunos sectores del gobierno, nace en su falsa convicción de haber doblegado la voluntad de la sociedad, lo que los impulsa a tensar cada día más la soga con que la asfixian, pretendiendo someterla a sus exóticas teorías sobre la verdad.
La fecundidad mediocre que emana del exaltamiento de quienes quieren construir un edificio cuya cima consagre su ideología “sublime” (que resulta totalmente inconducente y poco realista, como estamos comprobando), apunta en dirección a un “fin” que consume sus afanes: el dominio total y absoluto de la sociedad.
Habría que recordarles ya mismo que, como sostiene Nietzsche: “no todo final es un objetivo.
EL FINAL DE UNA MELODÍA NO ES SU OBJETIVO:
y a pesar de todo esto, si la melodía no llega a su final, no logra su objetivo.
Todo un símbolo”.
Cristina sigue marchando en su carruaje “majestuoso” hacia ninguna parte, en compañía de todos aquellos que le dan “letra”…y la cambian todos los días.
Para entenderlos mejor, hay que recordar que algunos individuos suelen levantar encumbradas torres de Babel, pretendiendo tocar el cielo con las manos desde lo más alto de su propia egolatría, olvidando que todo aquello que asciende más arriba de lo que le permite su naturaleza física sin el apoyo de cualidades técnicas específicas, termina cayendo a tierra con estruendo.
La Presidente y sus imberbes “populistas izquierdosos” no parecen haberlo registrado.
Pero el mundo, ha vivido ya muchas crisis en las que sentimientos endurecidos y aparentemente “inertes” -como el que hoy denota la sociedad argentina-, han resurgido como un fuego incontenible, porque un buen día sienten revolverse sus entrañas ante la magnitud de ciertos atropellos.
La caída del muro de Berlín es un ejemplo clásico al respecto.
“No hay falta sin castigo” dice Balmes, “el universo está sujeto a una ley de armonía inexorable; quien la perturba, sufre.
Cristina sigue marchando en su carruaje “majestuoso” hacia ninguna parte, en compañía de todos aquellos que le dan “letra”…y la cambian todos los días.
Para entenderlos mejor, hay que recordar que algunos individuos suelen levantar encumbradas torres de Babel, pretendiendo tocar el cielo con las manos desde lo más alto de su propia egolatría, olvidando que todo aquello que asciende más arriba de lo que le permite su naturaleza física sin el apoyo de cualidades técnicas específicas, termina cayendo a tierra con estruendo.
La Presidente y sus imberbes “populistas izquierdosos” no parecen haberlo registrado.
Pero el mundo, ha vivido ya muchas crisis en las que sentimientos endurecidos y aparentemente “inertes” -como el que hoy denota la sociedad argentina-, han resurgido como un fuego incontenible, porque un buen día sienten revolverse sus entrañas ante la magnitud de ciertos atropellos.
La caída del muro de Berlín es un ejemplo clásico al respecto.
“No hay falta sin castigo” dice Balmes, “el universo está sujeto a una ley de armonía inexorable; quien la perturba, sufre.
A los extravíos del espíritu siguen el pesar y el remordimiento. Quien busca con excesivo afán la gloria, se atrae la burla; quien intenta exaltarse sobre los demás con orgullo destemplado, provoca contra sí la indignación, la resistencia, el insulto y las humillaciones”.
Esto ocurre siempre “a su tiempo y a su modo”.
Esto ocurre siempre “a su tiempo y a su modo”.
Y el tiempo de ciertas crisis es aquel en que “quedan listas” para que termine su ciclo, por la exageración de quienes las provocan con su impericia.
Estas reflexiones son filosóficas, es cierto, pero la filosofía es la que nos indica siempre la razón de ser de la existencia humana; la que cuando todo parece estar perdido, nos muestra su claridad para advertirnos que todos terminamos encontrando un vengador para nuestros desvaríos.
Estas reflexiones son filosóficas, es cierto, pero la filosofía es la que nos indica siempre la razón de ser de la existencia humana; la que cuando todo parece estar perdido, nos muestra su claridad para advertirnos que todos terminamos encontrando un vengador para nuestros desvaríos.
ESE QUE NOS IMPONE LOS RIGORES DE LAS “VERDADES SUPERIORES”, QUE DOMINAN FINALMENTE AL INDIVIDUO POR SOBRE SUS DESEOS.
Esto ocurrirá tarde o temprano con el gobierno.
Cristina, “empantanada” en los meandros de sus cavilaciones, deja entrar únicamente por las rendijas de su encierro los “gorjeos” de una juventud sin mayores méritos que, fiel a su inconsistencia, bate los parches de una guerra celebrada en salones donde se bebe champagne y conviven elegantes corbatas con negras camisetas de cuello redondo.
Las torres de Puerto Madero son un símbolo del progresismo burdo de “La Cámpora” y su jefe Máximo, que teje laboriosamente el aumento de la fortuna que acumuló su padre en vida, mientras ¿dirige? una orquesta de músicos que interpretan la “partitura” oficial.
Todos ellos, llevan cientos de horas abrevando en lecturas desvariadas donde el primer lugar está ocupado siempre por los que creen –como ellos-, que son quienes tienen la “precisión” necesaria para alumbrar la aurora de una “nueva política”.
Su lenguaje, impreciso y grandilocuente, está plagado de frases hechas y vaguedades conceptuales, donde la “soberanía cultural”, las “reservas estratégicas”, la “voz de la gente”, “la redistribución de la riqueza” y otros etcéteras, no son más que burdos pretextos para mantenerse en el poder a cualquier costo, arrasando con las voces opositoras al “sistema” y enriqueciéndose escandalosamente, como prueban las denuncias que siguen cayendo como peras maduras.
El influjo de las pasiones desatadas por la sociedad enfervorizada de la Presidente y sus “visionarios” –entre quienes parece primar además una cierta cuestión “estética”-, quiere impedirnos a toda costa que sepamos la verdad que ocultan.
Para ello, falsean, tergiversan y especulan sobre todo. Olvidan que únicamente la razón se hace cargo de todo lo que puede dañar o favorecer al hombre, mientras que la pasión solo sostiene “mecánicamente” las utilidades del momento,
Esto ocurrirá tarde o temprano con el gobierno.
Cristina, “empantanada” en los meandros de sus cavilaciones, deja entrar únicamente por las rendijas de su encierro los “gorjeos” de una juventud sin mayores méritos que, fiel a su inconsistencia, bate los parches de una guerra celebrada en salones donde se bebe champagne y conviven elegantes corbatas con negras camisetas de cuello redondo.
Las torres de Puerto Madero son un símbolo del progresismo burdo de “La Cámpora” y su jefe Máximo, que teje laboriosamente el aumento de la fortuna que acumuló su padre en vida, mientras ¿dirige? una orquesta de músicos que interpretan la “partitura” oficial.
Todos ellos, llevan cientos de horas abrevando en lecturas desvariadas donde el primer lugar está ocupado siempre por los que creen –como ellos-, que son quienes tienen la “precisión” necesaria para alumbrar la aurora de una “nueva política”.
Su lenguaje, impreciso y grandilocuente, está plagado de frases hechas y vaguedades conceptuales, donde la “soberanía cultural”, las “reservas estratégicas”, la “voz de la gente”, “la redistribución de la riqueza” y otros etcéteras, no son más que burdos pretextos para mantenerse en el poder a cualquier costo, arrasando con las voces opositoras al “sistema” y enriqueciéndose escandalosamente, como prueban las denuncias que siguen cayendo como peras maduras.
El influjo de las pasiones desatadas por la sociedad enfervorizada de la Presidente y sus “visionarios” –entre quienes parece primar además una cierta cuestión “estética”-, quiere impedirnos a toda costa que sepamos la verdad que ocultan.
Para ello, falsean, tergiversan y especulan sobre todo. Olvidan que únicamente la razón se hace cargo de todo lo que puede dañar o favorecer al hombre, mientras que la pasión solo sostiene “mecánicamente” las utilidades del momento,
SIN PODER HACERSE CARGO DEL PORVENIR.
Todo esto parece abstracto en la medida que no se advierta la estrecha relación que guarda con los acontecimientos que enfrentamos: el desborde total de quienes quieren “vengarse” de una sociedad que parece ignorar sus pretensiones.
¿Y cómo hubiera podido no ser así, si resulta claro que las instituciones de una república no deben asentarse nunca sobre el resentimiento, el fanatismo y la imprudencia?
Cistina y su “corporación” (que quizá quepan en una “mini van”), quieren impedir que sus planes afiebrados caigan en “malas manos”.
Todo esto parece abstracto en la medida que no se advierta la estrecha relación que guarda con los acontecimientos que enfrentamos: el desborde total de quienes quieren “vengarse” de una sociedad que parece ignorar sus pretensiones.
¿Y cómo hubiera podido no ser así, si resulta claro que las instituciones de una república no deben asentarse nunca sobre el resentimiento, el fanatismo y la imprudencia?
Cistina y su “corporación” (que quizá quepan en una “mini van”), quieren impedir que sus planes afiebrados caigan en “malas manos”.
Y malas manos son para ellos todos los que piensan de manera “diferente”.
Dice Balmes: “El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros. Rara vez se da exacta cuenta del móvil de sus acciones; y, por esto, en las virtudes más acendradas hay algo de escoria”.
Lo malo de esta sociedad ideológica de “intereses” a la que nos referimos, es que parece esconder más escoria que la que debería tolerarse.
Cuando el recipiente se haya llenado, habrá llegado el final. Mientras tanto, los miembros de esta “logia” avanzan a paso redoblado en un escenario plagado de “aventuras”, donde se desprecia a un enemigo que por ahora permanece a la distancia. Un enemigo que no ha muerto, ni desaparecido: el hombre del común.
Dice Balmes: “El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros. Rara vez se da exacta cuenta del móvil de sus acciones; y, por esto, en las virtudes más acendradas hay algo de escoria”.
Lo malo de esta sociedad ideológica de “intereses” a la que nos referimos, es que parece esconder más escoria que la que debería tolerarse.
Cuando el recipiente se haya llenado, habrá llegado el final. Mientras tanto, los miembros de esta “logia” avanzan a paso redoblado en un escenario plagado de “aventuras”, donde se desprecia a un enemigo que por ahora permanece a la distancia. Un enemigo que no ha muerto, ni desaparecido: el hombre del común.
Ese que en algún momento, como en tantas otras épocas de la historia, dirá ¡basta! por los medios que tenga a su alcance.
Lo único que resta por ahora, es imaginar de qué modo ocurrirá y quiénes serán, además, los primeros “sublevados” dentro del mismo gobierno.
carlosberro24@gmail.com
Lo único que resta por ahora, es imaginar de qué modo ocurrirá y quiénes serán, además, los primeros “sublevados” dentro del mismo gobierno.
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