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viernes, 24 de enero de 2014

Habla . . .¿ Pero dice ?

2014





¡CRISTINA 

HABLA!

Por :

Jorge

Ricardo 

Enriquez.

En 1930 aparecieron en los Estados Unidos afiches que exclamaban: “¡Garbo habla!”. 
Era la publicidad de la primera película sonora que filmó Greta Garbo, “Anna Christie”, la cual le valió una de las cuatro nominaciones al Oscar que tuvo como mejor actriz. 
 Los diarios argentinos del 23 de enero podrían haber titulado: “¡Cristina Kirchner habla!”. 
Después de un prolongado lapso de silencio, la presidente habló. 
Claro que, a diferencia de la bella y excelente actriz sueca, cuya voz era desconocida para el público hasta el estreno de esa película, la jefa de Estado de nuestro país no necesita presentar sus credenciales vocales: hasta su extraño mutismo, hablaba diariamente y muchas veces por cadena nacional, mediante discursos tan insustanciales como extensos.
Su reaparición sonora había despertado cierta expectativa, pero la señora de Kirchner demostró una vez más que, como dijo el brillante estadista y político francés Talleyrand, de los Borbones, “no ha aprendido ni olvidado nada”. 

Es la misma de siempre. 
Tampoco ha escuchado la voz de las urnas. 
Por si algo faltara para confirmarlo, es la emisión de estampillas relativas a la “década ganada”. 
Es que hasta a las estampillas ha llegado la desaforada propaganda kirchnerista.

Pero el relato, que ahora llegará al mundo entero por vía postal, no puede vencer en su desigual lucha con la realidad. Allí están la corrupción desembozada, el flagelo de la inseguridad, de la violencia y del narcotráfico, la lacerante desigualdad social, la inflación galopante, la permanente pérdida de reservas, la catástrofe energética, la presión tributaria en niveles asfixiantes, el transporte y la infraestructura severamente deteriorados, el asilamiento internacional, entre muchas otras manifestaciones de un gobierno cerrado sobre sí mismo, sin rumbo y sin horizontes.
La presidenta que dijo que quienes deseaban una devaluación deberían esperar a otro gobierno, ha llevado adelante en los últimos meses una hiperdevaluación. 
La corrección cambiaria es, por supuesto, necesaria, pero cuando se la realiza como una medida parcial, sin el contexto de un plan económico consistente y creíble, sólo servirá para insuflarle más energía a la inflación. 
La pérdida de competitividad de nuestra economía no se resolverá mágicamente por el solo debilitamiento del peso. Hemos ingresado en una carrera que los argentinos de más edad ya conocemos bien: un círculo vicioso de devaluación e inflación que no puede terminar exitosamente.

Para salir del marasmo es imprescindible recrear la confianza pública, restableciendo la plena vigencia de las instituciones republicanas que consagra la Constitución Nacional. 
No hay atajos. 
Son las reglas, no las personas, las que nos permitirán algún día reiniciar el camino del progreso. 
Una década despilfarrada es más que suficiente como para advertir que jamás ocurrirá ese cambio mientras el kirchnerismo gobierne. 

Faltan dos largos años, que estarán sembrados de problemas cada vez más serios.

La tarea de la oposición debe ser acordar ya mismo un puñado de ideas fuerza para remontar la cuesta desde diciembre de 2015 y no frustrar nuevamente con personalismos exacerbados las esperanzas de millones de compatriotas que hoy se sienten en el mayor de los desamparos.

Viernes 24 de enero de 2014

Dr. Jorge R. Enríquez

jrenriquez2000@gmail.com

twitter: @enriquezjorge

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