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jueves, 20 de septiembre de 2012

Sin contar a Dios . . . Que tambien Cuenta

¿SE ACERCA . . .
EL DÍA EN QUE LA 
PATRIA DEMANDE?

Por Ernesto Bobek Cáceres.
  Abogado (Justa Causa)


Como es habitual, tanto CFK, como EL, en cada oportunidad en que se producían visibles y sonoras protestas por parte de amplios sectores de la sociedad, se fueron a inaugurar algo o brindar un monólogo bien lejos del ruido del reclamo. 
Y si el ambiente seguía caldeado, unos días en el Calafate nunca vienen mal.

             Aún haciendo lo indecible para minimizar los acontecimientos del 13 de septiembre, los resultados de las excusas y diatribas lanzadas desvergonzadamente por alcahuetes de turno no acompañan los deseos ni las necesidades de CFK. La palabra ultra oficialista del jefe de gabinete Abal Medina, pasando por Aníbal Fernández, Nilda Garré y otros incondicionales 
del “modelo”, se topó con discrepancias muy marcadas hasta en funcionarios del propio gobierno. Es que no resulta tan sencillo desacreditar todo aquello que no sea el pensamiento único que nos quiere grabar a fuego la presidente, emulando al dictador Hugo Chávez. 
        Precisamente ese personaje que habla de democracia y convoca a elecciones, para luego anunciar que si no gana él, habrá una revolución.
      (Menuda democracia la del charlatán). 
También quieren convencernos que quienes se manifestaron eran golpistas destituyentes y que muy pocos se movilizaron. Debemos interpretar entonces que en Callao y Santa Fe, en el Obelisco, en Caballito y en la Plaza de Mayo, entre otros tantos puntos de reunión de ciudadanos hartos del desgobierno se hizo un truco de espejos para multiplicar la concurrencia. (Menudo ilusionismo golpista). Asimismo, que a todas las manifestaciones que se produjeron en el interior del país no concurría gente del lugar, sino que eran “chetos” de Barrio Norte, Belgrano y Las Cañitas que consiguieron pasajes muy económicos en LAFSA y aprovecharon para pasear y de paso pegar un par de cacerolazos.
            En la marcha los reclamos -muy a pesar del oficialismo- fueron tan claros como justificados: Oposición a la re reelección, pidiendo no reformar la Constitución; por la multiplicidad de hechos de corrupción donde son protagonistas personajes demasiado allegados al gobierno; por la alarmante inseguridad que además de bienes está cobrando vidas a diario; por la inflación, ese cáncer que afecta con mayor virulencia a los más vulnerables, y en definitiva exigiendo Libertad, esa que nació con la República y quedó plasmada en nuestra Carta Magna.            El transcurso del tiempo seguramente cambia costumbres, como lo afirmaron quienes además pretenden cambiar y sin las mínimas consultas ni análisis, nada menos que nuestros Códigos Civil y Comercial. Pero a la par de la lógica y natural modificación gradual de algunos usos y costumbres, jamás ley alguna podrá someter a los ciudadanos a los designios de ineptos, corruptos y/o dictadores, quienes solo se amparan en una mayoría ocasional de sufragios para violentar la ley y la pacífica convivencia entre los argentinos. Suelen “olvidar” que ocupan un cargo por un tiempo limitado, y que están ahí para mejorar la calidad de vida de quienes los votaron.
          Es así que de momento, los enviados de CFK salieron a ridiculizar las multitudinarias marchas del ya épico 13-S. Las burlas se propalan por la cloaca pública (Canal 7) y no solo desde la pobreza y miseria de “6,7,8”, sino en el entretiempo de cuanto partido de fútbol se transmita por ese medio y sus repetidoras. 

La miseria y pobreza de “6,7,8” es doble: De contenido y de rating. Pero la pagamos todos.
             Parecen no querer advertir desde el gobierno del hartazgo de la gente ante la paupérrima calidad de vida a la que cada vez le suman nuevos recortes. Y así como hay cada vez más pobres, a la clase media que debería ser el motor de la economía se la pauperiza. Como contrapartida tenemos que soportar las declaraciones juradas de funcionarios públicos que ponen de manifiesto que mientras todos se hunden, ellos multiplican no una sino varias veces sus bienes en pocos años. (Para colmo estamos todos convencidos que esas declaraciones en el 95 % de los casos son incompletas, por no decir falsas y delictuales).
          Vemos entonces que la ciudadanía, en legítimo ejercicio de su derecho a manifestarse y reclamar a las autoridades, se ha expedido repudiando el saqueo, el ocultamiento de datos de miembros del ejecutivo para asegurarse la impunidad, la utilización de jueces funcionales, y exigiendo el apego a la ley y el respeto a la libertad en todas sus expresiones, explícitamente detalladas en los Arts. 14 a 19 de nuestra Constitución. Debe entonces llegar el momento en que la Patria efectivamente haga cumplir el juramento de los funcionarios, (“… que Dios y la Patria me lo demanden”), enjuiciando a los que incumplen. A esto deberán adherir todos los partidos políticos.
         Esto me lleva a proponer la creación de una figura penal que tenga como sujetos activos a funcionarios del Poder Ejecutivo y Legislativo. 
 En el caso del Ejecutivo, abarcará a todos los funcionarios y empleados de ministerios, secretarías y subsecretarías. El tipo penal debería sancionar con pena de prisión o reclusión de 10 años a reclusión perpetua, en todos los casos de cumplimiento efectivo y sin posibilidad de salidas transitorias ni reducciones de pena por motivo alguno, incluyendo la buena conducta, a quienes en perjuicio del pueblo de la Nación Argentina, directamente o por persona interpuesta o por acto simulado, se interesare en miras de un beneficio propio o de un tercero, en cualquier contrato u operación en que intervenga en razón de su cargo. La misma pena se debería imponer a quienes tras haber sido designados en los cargos antes referidos, no pudieran justificar o acreditar en modo fehaciente el incremento de bienes a su nombre o de parientes hasta el 4º grado de consanguinidad. La misma pena se aplicará en ambos casos a partícipes, instigadores y/o cómplices. Las penas que se establezcan por el juez o tribunal natural que lleve el proceso, no podrán ser modificadas ni reducidas, ni objeto de condonación, bajo apercibimiento de aplicarse la misma pena a quien lo hiciere o intentare.
          Es tanto lo que nos han quitado, en muchos casos hasta la dignidad, que debemos acostumbrarnos a exigir lo que se nos debe: Nada más que lo que nos corresponde; pero nunca más bajar la cabeza y aceptar temerosamente menos.
CABA, 20/09/12 

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