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viernes, 10 de agosto de 2012

Nueve años ... De desatinos, de enconos, de mentiras



NUEVE AÑOS DE
IMPROVISACIÓN



Por Ernesto Bobek Cáceres
      
Abogado (Justa Causa)




Se cumplen hoy nueve años de gobierno de Néstor y Cristina. 
No podemos decir que son años de kirchnerismo, ya que la forma de gobernar de uno y otra ha sido muy distinta, al punto que hasta parecerían ambos reconocer orígenes político filosóficos distintos. Tienen en común elevados parámetros de clientelismo político, populismo, falso progresismo y el haberse rodeado de amigos que se quedaron con buena parte de nuestra economía, como si el país hubiera atravesado una guerra y se repartieran el botín.
            La democracia quedó reducida a un término sin importancia, en tanto y cuanto no otorgue un veloz rédito político. 
Pretendiendo fortalecer al Estado contra monopolios, oligopolios y el poder de las empresas multinacionales, lo único que hicieron fue acordar con lo peor de sus “enemigos” para hacer negocios a costa de los argentinos. Aniquilaron la división de poderes, y no dudaron en plasmar aberraciones como la actual composición del Consejo de la Magistratura que asegura impunidades.

Néstor Kirchner se decía peronista. Y en alguna medida lo era, ya que el peronismo fue muy abarcativo desde la muerte del general. 
Todos pretendían ser sus herederos. 
Todos ambicionaban una cuota de poder. 
Porque tanto para Néstor como para la actual presidente, la política no tiene como objeto fundamental mejorar la calidad de vida de los argentinos sino ganar más y más poder y perpetuarse en el mismo.
            Néstor era presidente y ministro de economía, y en buena medida, para bien o para mal, tuvo el timón, aunque improvisaba día a día como mejor saliera. 
Cristina, que no reconoce errores, ha permitido el acceso a cargos cruciales para el desarrollo de la gestión a gente sin experiencia ni escrúpulos, que además pretende repetir experimentos largamente fracasados. 
Un idealismo suicida. 
Néstor no hubiera permitido el avance de La Cámpora. La Cámpora representa a los “estúpidos imberbes” que Perón echó de la Plaza. Héctor Cámpora fue un traidor al peronismo. 
Y Perón se lo hizo saber echándolo a patadas de la casa de gobierno a los 49 días de haber asumido la presidencia que él mismo le sirvió en bandeja para que cumpla sus designios.
            En tanto Cristina avanza moliendo cráneos de cuanto mortal pueda disputarle un tercer mandato. Pero parece que a nadie le interesa. Entretanto los auto reconocidos y alegres felpudos como Mariotto piden que se muevan ya mismo los mecanismos para la modificación de la Constitución. Es el mismo Mariotto que le hace la vida imposible a Scioli, y sale a defender lo indefendible con las salidas de detenidos de unidades penitenciarias promovidas por Víctor Hortel. 
(Si tan solo hubieran leído la ley 24.660 de Ejecución de la pena privativa de la libertad, debieran entregarse ellos mismos a la Justicia)
Tenemos Schiavis, De Vidos, Micelis, Boudous, Jaimes y otro selecto repertorio de funcionarios que deberían ya estar tras las rejas, y no lo están.             Esta libertad de la que gozan es la que nos han quitado como ciudadanos. Parecería que el demonio nos gobierna, a veces con maldad y otras por ignorancia. En muchos aspectos se puede calificar a muchos funcionarios 
(¿o funcionales?) de inimputables, ya que algunos en su avidez ni se dan cuenta del daño que le han provocado y le seguirán infligiendo al país, como siempre y en mayor medida a los más carenciados.
            Como prueba más elocuente tenemos el estrafalario y creciente gasto público que se llevó el dinero de las AFJP, las reservas del BCRA y el dinero del ANSES perteneciente a los jubilados. También tenemos Aerolíneas Argentinas con una vergonzante pérdida diaria y más recientemente la confiscación de YPF, que además de no revestir el carácter de expropiación tal como se entiende desde la misma constitución, ha puesto otra mochila llena de rocas en hombros de cada argentino. Afortunadamente, gracias al INDEK que nos dice que estamos fenómeno, y a las cadenas nacionales donde se festeja la opulencia nos podemos quedar tranquilos.
            El país necesita de una clase política nueva, que vele por los intereses de sus representados. El grave dilema es que salvo aisladas excepciones quienes se manifiestan opositores al actual dislate no logran plasmar una voz fuerte que reclame por los básicos derechos y libertades de los argentinos. Hasta tanto no superen ese estadio y se den cuenta que el único límite de las ideas políticas es el irrestricto respeto a la ley, seguiremos transitando los peores caminos en el peor momento. Además, dejando pasar las oportunidades únicas que países vecinos, -ante nuestra pasividad- aprovechan legítimamente, quedándose por nuestra exclusiva irresponsabilidad con mercados tradicionalmente argentinos. 
¿Sabrán algunos genios hoy en funciones que muchos de esos mercados van a resultar irrecuperables? Gobernar, o sea ocuparse de la educación, la salud, la pobreza, la inseguridad, la inflación y la economía entre otros ítems, requiere de personas honestas, austeras, con voluntad política, compromiso social y capacidad de gestión. 
Claro, si imponemos esta idea, capaz que hasta las listas sábana quedan desiertas.
CABA 04/08/2012 .

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