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miércoles, 1 de agosto de 2012

Agarrence . . . Los bolsillos ...


KICILOFF, EL MEJOR ...

Vocero del Modelo


por Jorge R. Enríquez (*)

El no tan joven, pero de rostro aniñado, economista de cabecera de la jefa de Estado, Ariel Kiciloff, aparece cada tanto en la escena pública para soltar frases que él estima llenas de ingenio, pero que traslucen, en verdad, la orfandad intelectual y la falta de rumbo del gobierno nacional. 
Así, en alguna oportunidad dijo en el Senado que la seguridad jurídica era un concepto espantoso. Lo espantoso es que un alto funcionario nacional pueda pensar de esa manera. Si la afirmación es cierta, ¿la inseguridad jurídica es un concepto maravilloso? ¿El desideratum del kirchnerismo es un país sin reglas o sin cumplimiento de las reglas, que eso es la inseguridad jurídica?
Probablemente, sí. Cuando no hay reglas, no hay límites a la voluntad del príncipe.
En todo caso, debemos agradecerle a Kiciloff la sinceridad. Nos ha dado la clave última del "modelo".
Por estos días, el viceministro de Economía que, conforme al extraño estilo oficialista, tiene más poder de decisión que el ministro, ha vuelto a la palestra. Ahora, ha justificado el uso de la ANSES para financiar a tasas módicas cualquier proyecto del gobierno alegando que es "reaccionario" sostener que el dinero de los jubilados sólo puede emplearse en los jubilados.
¿Cuál sería el fundamento de tan tajante e insólita opinión? Imposible saberlo. Kiciloff es más proclive a los epítetos descalificadores que a los argumentos. Raro, dado que se autoproclama como académico. Pero el kirchnerismo exige estas actitudes y quienes pasan por él sacan a relucir su costado más oscuro.
En rigor, lo reaccionario es usar los recursos previsionales para cualquier otro destino. 

No está mal colocar parte de esos fondos en inversiones, pero con la finalidad de que esas inversiones sean lucrativas y permitan mejorar y sostener en el tiempo el pago de los haberes previsionales. Si se presta a tasas negativas, por debajo de la inflación real, el sistema previsional se va descapitalizando.
Claro que el Estado debe estimular la construcción de viviendas y muchas otras actividades, pero no debe hacerlo a expensas de quienes trabajaron toda la vida y sólo esperan recibir en la vejez una suma de dinero que les permita, no adquirir cuantiosas hectáreas en El Calafate, sino comer todos los días, comprar los remedios indispensables, pagar un alquiler y solventar las necesidades más básicas.

UN ALTO AL FUEGO TRANSITORIO EN LA GUERRA 

CONTRA SCIOLI .
Una de las características de los gobiernos autoritarios es la de no dar cuentas de sus actos.
Un día toman una medida y otro día la contraria. Una semana postulan cierta política pública y otra se embarcan en otra sin explicar qué cambió en el medio.
Lo hacen, además, sin ponerse colorados, sin el menor rictus de arrepentimiento, como lo más natural del mundo.
De esa forma, súbitamente, la guerra contra Scioli que promueve el gobierno nacional se interrumpió. De golpe, los fondos para pagar los aguinaldos provinciales aparecieron.
Nadie explicó qué había ocurrido: ¿la plata estaba en un cajón que aún no habían revisado?
También cesaron abruptamente las declaraciones de ministros, legisladores e intendentes oficialistas contra el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Ya que no encontraremos ninguna justificación de tan extraña conducta de labios de las autoridades nacionales, intentemos desentrañarla nosotros.
Nuestra impresión inicial, que luego confirmaron varios analistas políticos, se vincula a la pregunta que en las semanas previas nos formulábamos respecto de quién pagaría un mayor costo político por el operativo impulsado por Cristina Kirchner contra Daniel Scioli, si éste o aquélla. La respuesta de las consultoras más confiables fue contundente: el impacto negativo fue mucho mayor en la presidente de la Nación.
Ese efecto, que se suma al deterioro que por otras razones la imagen presidencial viene sufriendo de manera pronunciada en los meses recientes, motivó el acelerado golpe de timón destinado a obturar la sangría.
Es probable que con el mismo propósito la semana pasada la primera mandataria nos haya concedido un descanso en sus peroratas por cadena nacional.
Pero nadie debe pensar seriamente en un cambio de rumbo. Es una tregua, un desensillar hasta que aclare. El objetivo de sacar de la cancha a Scioli y a cualquier otro eventual competidor, así como el de reformar la Constitución para continuar en el poder, no han variado y se perseguirán por todas las vías posibles.
El límite no está en ellos, sino en la sociedad. 
El gran problema es que la lucha sucesoria se adelantó enormemente y ya tiñe todas las acciones, a más de tres años de las elecciones de 2015. 


Dr. Jorge R. Enríquez 
(*) El autor es abogado y periodista
Viernes 27 de julio de 2012
jrenriquez2000@gmail.com
twitter: @enriquezjorge 

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