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sábado, 23 de junio de 2012



¿UNA NUEVA COLUMNA 
DE HUMO?


Por Carlos Berro Madero.
“Cuando se fija la mirada sobre objetos alumbrados por la verdad y por el ser, se los ve claramente, se los reconoce por estar dotados de cierta inteligencia; más cuando se vuelve la misma mirada a lo que está mezclado con tinieblas, se turba la vista y ésta se oscurece por opiniones que cambian a cada paso y parecen desprovistas de dicha inteligencia” 
(Platón). 


En los términos del epígrafe -casi proféticos para nuestro país-, el gobierno comienza a enfrentarse con la negativa de muchos ciudadanos que ya no están dispuestos a seguir aceptando las pertinaces estratagemas que utiliza para mantener con vida sus “oscuras” mentiras.
Mentiras disimuladas con perversidad al considerar el empleo, el trabajo, la vivienda, la inseguridad y la inflación como situaciones que no necesitan “enderezarse” en modo alguno, sino solo ser “reorganizadas” adecuadamente.
Los “ensayos” del cristinismo están rozando la desfachatez, estableciendo una maraña de transacciones basadas en ideologías que producen pasmo y, por qué no agregarlo, mucha indignación.
En los gobiernos “progresistas” suele verse a muchos de sus adeptos tan felices al anunciar un proyecto político “basura”, como lo están después de un tiempo al aceptar públicamente que el mismo ha fracasado por lo que ellos denominan “incomprensión popular” o “presiones de los grupos de poder”.
En ese contexto, resulta inexplicable la anunciada pretensión de aplicar ideas económicas de supuesta inspiración keynesiana, en un momento en que la sociedad vive una mutación de fe en un gobierno al que ya se le cree poco por haber dado sobradas muestras de no cumplir nada de lo que promete y que, además, tiene hoy su “caja” exhausta.
Si Kiciloff piensa que su plan de otorgar créditos para construir ¡100.000 viviendas en el primer año! va camino al éxito, está en problemas. Que comience desde ahora a buscar un sitio donde esconderse en junio del año que viene cuando se lo echen en cara.
Además de ello, no es usando los fondos de jubilación –en litigio aún por reajustes ordenados por la justicia que el gobierno ignora olímpicamente-, que se solucionan estas cosas. Es el viejo esquema de la frazada corta: según se tire de ella para arriba o para abajo, quedan los pies o el torso descubiertos.
Creemos que a las cifras manejadas en la exposición del nuevo favorito “todo terreno” de Cristina le faltan algunos decimales o le sobran algunos ceros. Sobre todo en lo atinente a cantidad de planes “efectivos”, distribución de los mismos, relación de créditos con metros cuadrados construidos, ciclos de construcción previstos y consideraciones sobre la incidencia de la inflación.
Además ¿adónde se ha visto alguna vez que un jubilado de 80 años deba “financiar” con los ahorros de toda su vida a un joven de clase media de 35 recibiendo en cambio unos intereses que quedarán totalmente licuados en el tiempo que ya no dispone?
Mientras se lanzaba esta nueva “humareda”, la Presidente presentó al “doctor” Kiciloff como el ideólogo “intelectual” del proyecto.
Le respondemos: ha sido demostrado a través de la historia que ciertos intelectuales no se comportan de un modo diferente a muchas otras personas en su relación con las ideas. Igual que la mayoría de ellas, las consideran al servicio no de la verdad o de una decisión juiciosa, sino a la concepción que ellos defienden y de la “causa” que sirven, aunque ésta sea suicida.
“El sabio y el ignorante no difieren en nada cuando comulgan en una misma exaltación”, dice Le Bon.
La verdad sobre este proyecto parece ser una sola: a Cristina le dio “en el ojo” un plan más modesto, pero realista, del ingeniero Macri, con el anuncio y puesta en marcha de créditos del Banco de la Ciudad para los mismos fines y decidió exhibir nuevamente su vocación por las riñas políticas subliminales.
Para confirmar su apego a la altisonancia, nominó el plan con el pomposo título de “Pro Crear del Bicentenario”.
Las miradas arrobadoras de la Presidente mientras hablaba su nuevo “retoño” tropezando en varias descripciones puntuales, dan una cierta idea de cómo se ha de haber cocinado este nuevo proyecto cuyo futuro no se ve claro y que corre el peligro de constituirse en más de lo mismo, es decir, muy poco o simplemente nada.
Según la lógica predominante en el cristinismo la ciudadanía no tiene derecho a ser consultada, sólo “guiada”, porque carece de motivos racionales para oponerse a la sabiduría de los “elegidos”.
Lo que ocurrirá es que los obstáculos aparecerán muy pronto en medio de una burocracia que terminará por volver totalmente inoperante el anuncio –que ya de por sí es bastante absurdo-, como ha venido ocurriendo estos años con ideas similares.
Algunos “crédulos” ya han “rebotado”, según dicen, en sus primeras gestiones ante el Banco Hipotecario, ente designado oficialmente para desarrollar el programa.
En realidad no se trata tanto de determinar el valor positivo o nefasto de una política que nos ha conducido a semejante estado de cosas, sino de preguntarse con intriga cómo este “sistema” de gobernar pudo imponerse hasta hoy como dogma, basado en las reiteradas falsedades con las que el gobierno intenta seguir “seduciendo”.
Sospechamos que los remiendos de los nuevos “leales” que rodean a la Presidente, la colocarán cada vez más lejos del alcance de las soluciones que dicen “atender”.
Las consecuencias de su pésima administración comienzan a provocar una inquietud generalizada y un vago temor sobre los efectos colaterales que complicarán al “carilindo” Kiciloff una vez que deba internarse en las brumas de la corrupta ineptitud gubernamental.
Habrá que seguir pues el consejo de Abraham Lincoln: “Si ves que un elefante trata de escaparse, lo mejor que puedes hacer es dejar que lo haga antes que te aplaste con su peso”.
carlosberro24@gmail.com

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