2014
Entrevistador aclara sobre:
Ernesto
Barreiro:
"Quizá me excedí".
Por :
Vicente Romero Ramírez.
CARTA AL TRIBUNAL ORAL N°1
Desde Madrid (España), Vicente Romero Ramírez le escribió al Tribunal Oral N°1 que juzga al militar Ernesto Barreiro acerca de su participación en la represión de los guerrilleros y sus simpatizantes, durante el más reciente gobierno de facto. Si bien es obvio que la desmesura de los reclamos y las imputaciones de las organizaciones que defienden los reclamos de esa minoría, hoy con gran influencia en el poder político, será rectificada durante la próxima Administración (cualquiera sea el próximo Presidente), también es cierto que muchas de las consecuencias ya no es posible revertir por todo lo que ha sucedido desde la anulación de los indultos y otras leyes (y en esto la Corte Suprema de Justicia de la Nación también tiene sus responsabilidades al sobreactuar para satisfacer el reclamo del Ejecutivo Nacional, por lo que no está claro aún si en un nuevo período democrático no cabe acelerar su progresiva sustitución por nuevos jueces). Pero, mientras tanto, hay procesos judiciales en marcha, y personas que reclaman que sus causas sean ubicadas en contextos precisos. Es el el caso de Ernesto Barreiro, cuyas declaraciones al periodista español Vicente Romero, levantaron harta polvareda. Pero ahora llegó una carta al tribunal, enviada por Romero, donde toma distancia del trabajo publicado, dándole la razón al reclamo de Barreiro:
22/09/2014| 06:44
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"Todo ello me impulsa a dirigir este escrito al Tribunal que juzga a don Ernesto Barreiro (foto), ya que no quisiera que la citada entrevista fuera una aportación errónea en su contra, por pequeña que resultara, cuando el juicio está recogiendo todos los testimonios al alcance de la Justicia."
Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1
Av. Concepción Arenal y W. Paunero
Bo. Rogelio Martinez Piso 9º
5.000 Córdoba
República Argentina
Con el debido respeto, deseo exponer ante ese Tribunal algunas consideraciones sobre la entrevista que realicé meses atrás a D. Ernesto Barreiro en la cárcel de Bower, Córdoba, en presencia de su abogado, el doctor don Osvaldo Alfredo Viola.
Dicha entrevista fue publicada por el diario español El Mundo, en una versión reducida en edición de papel y otra más amplia en la edición digital elmundo.es, aunque en las dos versiones el contenido esencial fuera básicamente el mismo.
La entrevista tuvo una amplia repercusión, y partes de ella fueron reproducidas por periódicos y revistas de Argentina, en algunos casos añadiendo comentarios propios a su contenido.
D. Ernesto Barreiro me pide que aclare y/o rectifique algunas partes de mi escrito publicado, que pretendía resumir una larga conversación. Lo hago con gusto, movido por mi ética profesional y por el respeto a una persona como don Ernesto Barreiro, con cuyos puntos de vista personales, criterios políticos y actitudes vitales me separa un abismo. Pero a quien reconozco la gallardía de afrontar un interrogatorio duro desde una posición extremadamente difícil, midiendo sus palabras en todo momento, pero que me pareció expresión sincera de sus convicciones. Convicciones que, insisto, no solo no comparto sino que están en las antípodas de las mías.
Nuestra conversación no pudo ser grabada con las condiciones precisas para obtener un buen registro, al no permitirme las autoridades el uso de cámaras ni grabadores. Se grabó en el teléfono celular y hay partes del sonido distorsionadas por ecos y ruidos. Por otra parte, tomé notas en un cuaderno, pero lógicamente de modo apresurado y resumido, nunca de forma literal. Todo ello puede explicar que algunas frases del señor Barreiro no quedasen reflejadas con exactitud e, incluso, sufrieran alguna deformación no intencionada en su transcripción final.
Así mismo, hay algunos comentarios míos que no pueden ser tomados como expresiones literales del entrevistado. Por ejemplo, no encuentro en la grabación ni en mis notas que él hablase de picana eléctrica. Puede que fuera yo mismo quien lo dijera. Y la aclaración de que ‘la picana se usa para mover al ganado’, nunca estuvo en boca del señor Barreiro como expresión despectiva, sino que obedece a una aclaración mía para que el público español supiera qué es una picana.
Se da el mismo caso en una frase en la que afirmo que en esa entrevista y otra realizada muchos años atrás D. Ernesto Barreiro ‘admitió con orgullo castrense y sin pudor ético alguno que se había manchado las manos de sangre’. Es, insisto, un texto mío, no palabras literales del entrevistado, que nunca utilizó la expresión ‘manchado las manos de sangre’, sino que habló de su actividad directa y su implicación personal en las tareas de ‘lucha antisubversiva’.
Hay frases en la referida entrevista que pueden ser malas interpretaciones mías, como cuando pongo en su boca que ‘hicimos todo lo que no está incluido en la Convención de Ginebra’. El señor Barreiro me escribió pidiendo que aclarase que él se refería a que ‘los prisioneros no estaban sometidos a la Convención de Ginebra por ser clandestinos.’ Discutíamos sobre si los prisioneros en La Perla eran detenidos por la represión clandestina o ‘presos de guerra’, como en algún momento la dictadura militar pretendió caracterizarlos para justificar lo injustificable.
El señor Barreiro me pide que aclare que no recuerda haber dicho que los presos ‘trasladados’ fueran ejecutados, cuando yo insistí en que la palabra ‘traslado’ era un eufemismo atroz. Sin embargo en mi grabación, pese a la mala calidad, se escucha que el señor Barreiro dice que 'la palabra trasladados tenía un significado amplio' y que 'puede ser que los trasladados fueran ejecutados', pero que él no podía asegurarlo ni tampoco era responsable de ello, ya que a continuación afirmó que los traslados los ordenaba el mando supremo y que siempre se llevaban a los prisioneros vivos en camiones.
Este escrito obedece a que no quisiera que la referida entrevista pudiera ser utilizada contra don Ernesto Barreiro, porque no le dí la oportunidad de leer mi escrito antes de publicarlo, ni por tanto pudo matizar o corregir el texto de las frases que yo ponía en su boca.
He sido testigo en los juicios al sacerdote von Wernich y sobre el circuito Camps, en un Tribunal en La Plata. También, el juicio al exgeneral Videla (entre otros) por el robo de bebés, en Buenos Aires. Y en la Audiencia Nacional de Madrid una entrevista mía filmada con don Adolfo Scilingo sirvió como prueba, y también hube de declarar. Mi posición de defensa de los Derechos Humanos es pública, por mis reportajes y libros. (Uno de ellos, ‘El alma de los verdugos, con coautoría del juez español don Baltasar Garzón, está publicado en Argentina). Mis trabajos merecieron el Premio Nacional de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
Todo ello me impulsa a dirigir este escrito al Tribunal que juzga a don Ernesto Barreiro, ya que no quisiera que la citada entrevista fuera una aportación errónea en su contra, por pequeña que resultara, cuando el juicio está recogiendo todos los testimonios al alcance de la Justicia.
Con mi mayor respeto,
Vicente Romero Ramírez
Periodista.
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