2013
¿Usted,
les
compraría
un auto usado?
Por :
Enrique Guillermo Avogadro.
“Los que se inventaron un pasado glorioso ya
que no se animan siquiera a justificar en el presente sus demencias”.
Julio Bárbaro.
El Gobierno, dueño y señor de la agenda
nacional, ha consumado esta semana estragos cuyos costos deberán ser soportados
por nuestros hijos y nietos, condenando a la Argentina a hundirse
definitivamente en el lodo y en la nada de la Historia.
Pero el objetivo de esta nota es otro. Ante la
escandalosa corrupción divulgada al gran público por Jorge Lanata, mi pobre
cabeza se ha llenado de preguntas que aún no tienen respuestas, salvo la obvia:
somos un pueblo manso y masoquista, que goza con su exasperante humillación,
hasta que pierde la paciencia y hace “tronar
el escarmiento”.
El ciudadano común, ¿entiende que cuando lleva a
su hijo al hospital, y allí no hay gasas, alcohol o medicamentos, esto se debe
a que Lázaro Báez necesitó comprarse una nueva estancia, ahora en Uruguay? Los
inundados de La Plata y los deudos de los fallecidos, cuyo número se desconoce,
¿comprenden que lo que les pasó se debió a que los fondos necesarios para las
obras imprescindibles se transformaron en Ferraris, en aviones, en pisos en
Puerto Madero? Los familiares de los 51 muertos de Once y de los 700 heridos,
¿se dan cuenta que ese crimen se produjo porque los subsidios fueron derivados
a las bóvedas de la casa de los Kirchner?
Todos los que sufren diariamente la inflación,
¿saben que el origen de la misma fue la decisión de don Néstor (q.e.p.d.) de
robarle YPF a Repsol, usando a los Eskenazi como testaferros? ¿Cómo soportan
quienes cumplen religiosamente con los impuestos que quien los cobra esté
imputado de robar créditos oficiales con un inexistente
feedlot?; ¿no se
indignan cuando los pagos que realizan se convierten en relojes de lujo, en
carteras Louis Vuitton, en hoteles de la Patagonia, en motos Harley-Davison?
Los abogados que defienden a perseguidos por la
AFIP, ¿no le explican a sus clientes que el principio de igualdad ante la ley,
garantizado por la Constitución, les permite exigir las mismas facilidades que
consiguió Lázaro Báez para sus deudas? Los que cruzan a Colonia y permiten que
los perros de la DGI los huelan, todo para hacerse de unos pocos dólares, ¿qué
piensan cuando los funcionarios que los insultan pesan su dinero por no poder
contarlo? Quienes aúllan su apoyo militante a doña Cristina, ¿cómo explican su
ya sideral riqueza personal? Quienes aplauden aGuita-rrita en los actos, ¿saben que juntó a
un grupo de amigos y se robó la máquina de imprimir los billetes? Los que
reniegan de haber votado a Menem, que robó dinero, ¿no se impresionan con los
Kirchner, a quienes también votaron, que han robado empresas y actividades
enteras?
Las familias de los chicos que consumen paco,
¿saben que morirán indefectiblemente, para que policías y funcionarios se
puedan comprar más casas y más autos, además de fugar su dinero a paraísos
fiscales? Los jubilados que pasan hambre, ¿entienden que sus haberes no
aumentan para que Aerolíneas Argentinas, que permite viajar barato a los ricos,
mantenga a los chicos de La Cámpora con sueldos imperiales? Quienes viven en
chabolas de lata y cartón, ¿qué piensan cuando se enteran que Shoklender,
Bonafini, Fatala y muchos otros funcionarios se robaron el dinero que debía
construir sus casas?
Quienes, todos los días, sufrimos la presión
tributaria más alta del mundo, ¿cómo no reaccionamos indignados cuando el
Estado, que recauda esos impuestos, no nos da educación, ni salud, ni
seguridad, ni jubilaciones dignas, ni transporte, ni justicia ni defensa, y
todo ello tenemos que buscarlo –los que podemos- en la actividad privada (colegios,
prepagas, etc.)? Podría continuar, hasta el infinito, formulando preguntas por
el estilo, pero más me preocupa hoy ignorar dónde están las respuestas.
Con las disparatadas medidas económicas que, sin
ponerse colorados, los cinco grandes del buen humor oficial encabezados por Patotín, anunciaron, el mundo
entero tomó nota de que, como carecen de dólares por la supina impericia que
comparten con la señora Presidente, están dispuestos a que lleguen a nuestras
playas todos los narcotraficantes, los terroristas y los funcionarios y
empresarios corruptos con sus valijas, bolsos y contenedores llenos de billetes
mal habidos; pero, dados los tenebrosos antecedentes de quienes manejan hoy
nuestro país, creo que ni siquiera ellos estarán dispuestos a otorgar un voto
de tamaña confianza -¿le compraría usted un auto usado a cualquiera de ellos?-
al ignorante y ladrón elenco gubernamental. En cambio, quienes tengan pesos
“negros”, de cambio imposible fuera del país, puede que corran a comprar
dólares “blue” haciendo subir aún más su cotización para, con ellos, suscribir
los nuevos certificados ofrecidos y obtener dólares “blancos”. ¡Qué ensalada!
Detrás de este nuevo cachivache, quedó opacado
el peor ataque a las instituciones que la democracia ha registrado: la sujeción
de la Justicia al poder de turno. El futuro de la Argentina, a partir del
miércoles pasado, quedó en manos de una Corte Suprema que no se ha
caracterizado, precisamente, por hacer cumplir sus fallos. Es curioso, sin
embargo, que quienes manipularon tanto la Constitución y las leyes para someter
a los militares a estas parodias de juicios, no piensen que ellos mismos serán
víctimas de la nueva criatura, tan pronto ésta cambie de dueño.
Veremos si el pedido de Alejandro Fargosi,
integrante del Consejo de la Magistratura, para que la casa de doña Cristina
-¿y el mausoleo de Río Gallegos?- sea allanada para comprobar la existencia de
bóvedas de seguridad es aceptado por la Justicia. Estoy seguro que, a esta
altura, no queda allí un solo difícil billete de € 500, porque creo que
-ayudada por Patotín- ya se los llevó a Angola para
cambiarlos por fáciles diamantes (http://tinyurl.com/bv6hqzz) pero,
al menos, la medida solicitada permitiría verificar si el ex Vicegobernador
Arnold y la ex secretaria de “Él” tenían razón. Total, siempre podrá salir
nuestra señora Presidente a preguntar sorprendida, por cadena nacional: “Pero, ¿quién no tiene una bóveda de
seguridad en su casa?”
Bs.As., 12
May 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado.
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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