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lunes, 16 de julio de 2012

¿Que es peor?


¿DESAJUSTES 

EMOCIONALES   O




SOBRE-ACTUACIÓN?
 por Jorge R. Enríquez (*)


En forma coincidente, algunos de los más respetados analistas políticos centraron sus columnas dominicales en La Nación, Clarín y Perfil, entre otros, en el estado emocional de la presidente de la República.
Es un aspecto que desde hace tiempo motiva comentarios más bien asordinados, pero que las intervenciones públicas de la señora de Kirchner de la última semana hicieron salir a la luz pública con toda su crudeza.
En tales exposiciones, en especial en una que realizó en cadena nacional con la excusa de presentar una línea de créditos para jubilados financiada con el dinero de...los jubilados (parece kafkiano, ¿no?), se la vio incoherente, con notorios desvaríos, cambios de humor y una potenciación de su ya constante autorreferencialidad.
En lugar de aportar rumbos ciertos y argumentos racionales, sus discursos giran cada vez más sobre sí misma. Ha ido acentuando el patetismo, el carácter sacrificial de lo que sólo ella ve como una gesta heroica, y ahora agrega a ese inverosímil relato la adjudicación de culpas a los argentinos, quienes no estaríamos a la altura de ella y su finado esposo.
¿Es realmente el producto de una afección emocional o psíquica, o se trata de sobreactuar ciertos rasgos que desde el comienzo de su viudez tuvieron particular relieve en las encuestas de opinión?
Si esta última fuera la respuesta, debería saber que hay un punto en que la puesta en escena permanente del dolor por la pérdida de un ser querido puede convertirse en un elemento más bien ridículo. 
Todas las personas de cierta edad hemos perdido a familiares o amigos cercanos. 
Es la ley de la vida, y no hay sentimiento más respetable que esa aflicción.
Pero cuando, de un modo ostensible, se pretende extraer un rédito de ese dolor, hay una mezquindad que tarde o temprano se hace evidente. Y entonces puede ocurrir que la reacción de quienes debían ser los destinatarios de esa comedia sea dura e irrevocable.
Hay también, en esas actitudes presidenciales, toda una concepción del poder. Para los Kirchner, no valen las instituciones. El Estado son ellos. Por eso hacen y deshacen sin dar mayores explicaciones, sin atenerse a reglas generales, sin siquiera volcar esas decisiones en leyes o decretos. Así, por ejemplo, en medio de uno de esos discursos, la presidente resolvió que no enviaría más a la Gendarmería a las provincias.
El caso es digno de un breve comentario. Se sabe que nueve gendarmes perdieron la vida cuando transitaban una ruta en las proximidades de Cerro Dragón, adonde habían ido para auxiliar a las fuerzas provinciales en el grave conflicto allí suscitado. Fue un accidente de tránsito, de los tantos que, lamentablemente, a diario ocurren en las rutas argentinas. Pero la primera mandataria vio en él una señal de alguna conspiración ("Quienes buscaban a un muerto, ya lo tienen") y decidió en el acto que ya no mandaría gendarmes ni fuerzas federales a ninguna provincia, aún cuando lo ordenara un juez. "Que me procesen", desafió.
Es decir, se puso, según su propia confesión, al margen de la ley. 
¿Se atreverá algún juez a procesarla?

ORDEN PRESIDENCIAL: ZONA LIBERADA
Otro aspecto muy preocupante del "Aló Presidenta" de la semana pasada fue la decisión, también adoptada sobre la marcha durante su caótica alocución, de retirar a la Policía Federal de las inmediaciones de la Plaza de Mayo el día en que iba a realizarse el acto convocado por Hugo Moyano.
¿Cuál fue el motivo de tan extraña determinación? Uno solo: tratar de disuadir a quienes podían concurrir espontáneamente para que no lo hicieran, al temer por su seguridad.
Fue un hecho gravísimo. 
La Jefa de Estado se despreocupó expresamente de la seguridad de una parte de los ciudadanos, sólo porque era un sector de la población que iba a formular reclamos de manera pacífica, estableciendo una verdadera "zona liberada".
Afortunadamente, nada ocurrió. 

¿Pero qué hubiera pasado si había hechos de violencia? 

¿Es lícito que un gobernante abdique de su deber de proteger la seguridad de sus conciudadanos?
¿Y cuál sería el fundamento alegado (el real es el que antes señalé) de esa decisión? 
Imposible saberlo porque se actúa con el estilo Moreno, a través del hecho consumado, sin actos administrativos, que deben ser motivados.
(*) El autor es abogado y periodista Viernes 6 de julio de 2012
 Dr.Jorge R. Enríquez
jrenriquez2000@gmail.com
twitter: @enriquezjorge 

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