Purgas en el Ejercito.
Por María Cecilia Pando.
Tal como trascendió en los últimos días en algunos portales de Internet (inexplicablemente los grandes medios aún ignoran lo que está sucediendo) ha causado revuelo y estupor en el Ejército las recientes medidas adoptadas por el PEN consistentes en el pase a retiro de más de quince coroneles, todos propuestos oportunamente para ocupar cargos en la lista de mandos de la Fuerza. . .
(ya filtrada por el Ministerio de Defensa) o propuestos para desempeñarse como agregados militares en el exterior.
En otras palabras, personal en carrera, con un futuro promisorio sin explicaciones.
Porque en todos los casos la respuesta del impresentable del Gral. Pozzi es la misma:
no me comunicaron las causas y el Ministerio tampoco las conoce.
El listado incluye al hermano de un general recientemente promovido a un cargo significativo
(Comandante de División) y otros oficiales de gran ascendiente y prestigio entre sus pares.
La medida no inmutó a la conducción superior de la Fuerza.
Y es que es un secreto a voces que detrás de ella está el subjefe, Gral. Milani, aunque se encargó de negarlo ante un auditorio de serviles generales, deseosos de evitar cualquier confrontación con el también jefe de la Inteligencia Militar, cuyo único pergamino reconocido surge de sus “servicios” a Nilda Garré, que incluyen la provisión de información y “marcar” a los indóciles o futuros “no apretables”.
Resulta claro que es así, por cuanto la Marina y la Fuerza Aérea no están atravesando situaciones similares.
Lo inexplicable es la actitud de los generales.
Que se reúnen, que piden explicaciones, que algo van a hacer.
Pero en resumen, siguen en sus puestos, sin siquiera exigir explicaciones a su cadena de mando.
No se atreven ni a presionar a Pozzi, cuya debilidad (y no estamos hablando de su salud) es manifiesta y no soportaría un planteamiento serio.
Pero el temor de Milani es más fuerte.
Si no, preguntemos al General Marturet, un hombre de prestigio y borrado de un plumazo luego de haber sido nombrado al frente de los “fierros” (el flamante Comando de Adiestramiento y Alistamiento), por no gozar de la simpatía del lascivo jefe de inteligencia.Seguimientos, teléfonos pinchados, amenazas sutiles y no tanto están a la orden del día.
Pero las aguas se están dividiendo, y algunos avecinan con el ocaso manifiesto de Garré un futuro pase de facturas cruento, que se llevará puestos a Milani y sus servidores, encabezados por el sumiso Jefe de Personal Gral. Motte y su pusilánime ladero Quintana.
Ni hablar de la mayoría de los coroneles del área de inteligencia.Por otro lado, y ante la actitud asumida por el generalato, ya se habla en el Ejército verdadero de que está llegando LA HORA DE LOS CORONELES.
Esta información me fue entregada por un grupo de militares en actividad preocupados por el futuro de la institución.
Por tal motivo el escrito no lleva sus nombres, de lo contrario, mañana estarían de patitas en la calle.
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