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viernes, 8 de agosto de 2014

¿ Adonde Vas ?


2014


Atalaya  


Por: 


José 
Antonio 
Riesco.


Quo vadis, Kiciloff..?!

Instituto de Teoría del Estado.


El gobierno K desde el vamos, antes y luego con Cristina, funciona como una autocracia y además como una cleptocracia o gobierno de los peores. El gabinete y el favorito de turno, salvando las distancias, en mucho se parecen al de Isabel de Inglaterra (1554-1603), con la diferencia de que cuando el duque de Essex incurrió en graves torpezas, la reina no sólo lo desautorizó sino que aprobó el cadalso para su mimado de turno. 
En la Argentina, por aquello de que “el poder corrompe” las cosas son más lerdas o absurdas. Amado Boudou, designado vicepresidente en un raptus afectivo, se mantiene en carrera; le siguió Guillermo Moreno a quien el favor presidencial convirtió en el John Maynard Keynes del Modelo. 
Uno y otro (entre otros) no dejaron locuras por hacer.

Ahora está en turno Axel Kiciloff, ministro de hecho durante la gestión del insólito Hernán Lorenzino (“Me quiero ir..!”) y seguidamente, a partir del 20 de noviembre de 2013, efectivo en el cargo. Con un curriculum lleno de cátedras, funciones y oropeles de su paso por la universidad, más su participación en el costoso experimento Aerolíneas Argentinas, el doctor Kiciloff se tornó en el “Ave Fénix” del gobierno. 
Acaso, como fruto rutilante, por que durante los cuatro primeros meses de su gestión la economía accedió a un proceso de inflación galopante, para seguidamente ingresar a una alarmante recesión que ya produjo miles de trabajadores suspendidos o cesantes. 
Hasta la empresa de Lázaro Báez está en esa gimnasia negra pese a su costoso alquiler de cientos de habitaciones, “para las visitas”, que no abona, en un lujoso hotel de Calafate.
Kiciloff puso a prueba su capacidad de gobernante cuando la Presidente lo puso al frente de las negociaciones con el juez Griesa y a la vez con los “fondos buitres”.

 En verdad Griesa (modesto juez de distrito al decir de Zaffaroni) decepcionó a la delegación de funcionarios argentinos; esperaban a un Oyarbide y resultó un Jeffrey. 

No se sabe si al juez nuestro ministro lo agredió con su curriculum universitario, pero los hechos cantan. Kiciloff, junto a sus abogados caros y sus asesores con jugosos viáticos (sin excluir a los legisladores de la oposición que hicieron de comparsa) fracasó y ahora el país está en “default técnico”, aunque la publicidad oficial lo niegue a gritos. 
En el frente oficial alegan que es “una deuda heredada” del pasado, y no faltan algunos que, soto voce le endilgan el pecado a Rivadavia y otros a Pellegrini. 

Al contrato que firmó Néstor Kirchner para que la jurisdicción en caso de pleito fuera del juez norteamericano, sólo lo mencionan en voz muy baja. “-Cristina no firmó, cuchichean, fue el finado.”
Pues bien, a Kiciloff, este economista de grueso curriculum universitario y nada más, los voceros del “Vamos por todo..!”, ya lo lanzaron de presidenciable K para 2015. 

Parece que es para premiarlo por su exitosa gestión al frente del Ministerio de Economía y por su liderazgo en las negociaciones en USA. 

Se dice, inclusive, que la diputada Diana Conti iniciaría tratativas ante el rey de Suecia para un Premio Nobel. Ya cuenta con la adhesión del ex concejal D’Elía, y no se descarta la de los intelectuales de Carta Abierta.

A todo esto se supo que el Gasto Público 
en el corriente año llegará al 46% del PBI (*), basado la emisión descontrolada de billetes (made in Ciccone), el derroche clientelista del dinero y en una presión impositiva que los empresarios califican de “insoportable”. 
Todo bajo el ministerio del presidenciable Kiciloff. 
De paso, el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, desalentó a pleno la rebaja del impuesto a las ganancias, una manera contundente de cerrar el viejo romance del Modelo con los sindicatos.-
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Para cerrar el brillante artículo, la siguiente nota de 

CORREO DE BUENOS AIRES.


Argentina tuvo el crecimiento del gasto público más alto del mundo.
IDESA.-
Reiterar incumplimientos a nivel internacional es muy negativo, pero mucho más decisivo sobre la calidad de vida de la gente es el exorbitante crecimiento del gasto público con bajísima calidad de los servicios que el Estado brinda. 

Por eso, involuntariamente el juez Griesa está beneficiando a los ciudadanos argentinos al ponerle límites al aumento del gasto público. 
El fallo adverso con los fondos “buitres” es fácil de resolver. 
Mucho más difícil es mejorar la calidad del Estado. 
La situación ante la comunidad financiera internacional se sigue deteriorando. 
Esto motiva intensas polémicas. 
Desde exaltar el nacionalismo, a señalar la impericia del gobierno para manejar un problema relativamente simple de resolver. 
Cualquiera sea el posicionamiento, el resultado es que una gran cantidad de energías están abocadas en el tema de los fondos “buitres” y en pronosticar sus consecuencias.
La contracara de esta situación es la poca atención a los problemas internos. 
Uno extremadamente importante es la dinámica que viene mostrando el gasto público. 
Diferentes factores explican que el tamaño del Estado aumente en prácticamente todo el mundo. 
En los países desarrollados, en general, prevalece el impacto del envejecimiento poblacional en la seguridad social, mientras que en los de desarrollo medio (donde se ubican los países latinoamericanos) hay que dar respuesta a necesidades sociales postergadas.
Pero el comportamiento de la Argentina no encuadra en ninguna de estas tendencias. 
Prueba de ello es que según el Monitor Fiscal 2014 del Fondo Monetario Internacional (FMI) se observa que entre los años 2006 y 2013:
El gasto público total en los países avanzados pasó de 39% a 42% del PBI, o sea se incrementó en 3 puntos porcentuales del PBI.
El gasto público total de los países de Latinoamérica pasó de 30% a 35% del PBI, o sea se incrementó en 5 puntos porcentuales del PBI.
El gasto público total (nación, provincias y municipios) de Argentina pasó de 31% a 46% del PBI, o sea se incrementó en 15 puntos porcentuales del PBI.
Estos datos, basados en fuentes oficiales, muestran el extraordinario crecimiento del gasto público en la Argentina. Entre los 60 países avanzados y emergentes cubiertos por el análisis del FMI ninguno registra un crecimiento del gasto público tan exorbitante como el observado en la Argentina. 
Se ha llegado a un punto en el que el Estado absorbe prácticamente la mitad del ingreso nacional, situación solo observada en un reducido grupo de países de muy alto desarrollo como Finlandia (58%), Dinamarca (55%), Francia (53%), Bélgica (52%), Austria (51%), Suecia (50%) y Holanda (48%).
La gran diferencia es que en estos países el Estado brinda servicios de excelencia. 

Las escuelas públicas, el sistema de salud, el transporte público, la policía, la justicia trabajan con altos estándares de profesionalismo y calidad. 
Así, los ciudadanos pagan altos impuestos (especialmente, el impuesto a las ganancias) pero son recompensados con buenos servicios estatales

En la Argentina, se pagan altos impuestos pero las familias deben apelar a escuelas privadas, medicina prepaga, automóvil propio y seguridad privada.
Frente a la pobre calidad de servicios que brinda el Estado en Argentina la presión tributaria resulta exagerada. 
Los asalariados, cada vez más afectados por el impuesto a las ganancias, constituyen la manifestación más visible pero no la más importante de este fenómeno. 
Como la recaudación récord de impuestos no alcanza para financiar el impresionante crecimiento del gasto público, se cae entonces en la emisión monetaria, la inflación, la inestabilidad cambiaria y el creciente endeudamiento.
Sin querer, el juez Griesa hace una contribución importante a la calidad de vida de los argentinos al dificultar el acceso de la Nación y las provincias a nuevos créditos. 
Por esa vía, le pone límites a la voracidad del gasto público. 
El problema central y más difícil de resolver ahora no son los “buitres” sino transformar la organización del sector público para que los impuestos tengan como contrapartida servicios de calidad. 
Esto requiere más profesionalismo y menos demagogia para replantear decisiones equivocadas que se han tomado en los últimos años, abordar las enormes hipotecas que se han generado en el sistema previsional y modernizar los estilos de gestión en el sector público incorporando reglas y medición de resultados a docentes, trabajadores de la salud, policías, jueces y empleados públicos en general..-

(*) “Argentina tuvo el crecimiento del gasto público más alto del mundo” . info@correo de Buenos Aires, 7 de agosto/2014.-**********************
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 REFLEXIONES 
DE UN HOMBRE COMÚN...

y que sabe !!!!!

Los llamados fondos buitres no son buitres, sino fondos de inversión que reclaman por sus acreencias.
Se podrá cuestionar como quiera a la justicia americana, pero el trámite ha sido
correcto: Sentencia en Primera Instancia, en Segunda y Suprema Corte.
Argentina aceptó y firmó con el Presidente Kirchner y los ME Lavagna, Peirano, Fernández, Miceli, "Me quiero ir" Lorenzino y Kiciloff las condiciones contractuales y no supieron en 11 años resolver el problema e, incluso, ignoraron la existencia de ese 7% impago.

El mediador fue el único que puso los puntos sobre las íes.

El ME argentino y su equipo no tiene el nivel académico ni profesional para actuar en estas circunstancias. Como dijo muy bien Borensztein, parecen estudiantes con mochila que toman el 42 para ir a la Ciudad Universitaria a una asamblea.
La oposición es un conjunto de inútiles, sin formación alguna.
Este default en inglés y cesación de pagos en español, es el cierre de 11 años de desatinos,           contando con la algarabía en pleno de Rodríguez Saa y el Parlamento Nacional aplaudiendo y la posterior política económica hasta el presente: estatizaciones, control de cambios, subsidios a la clase pudiente, retenciones absurdas, desbarajustes, inflación en camino a la hiper y finalmente el caos. No veo solución en el corto plazo, pero esto no puede seguir mucho tiempo así. 
Buenos Aires, 3 de agosto de 2014. 
 Prof. Guillermo Sandler 
(Profesor de Economía en la UBA)
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