2013
Mariposas
y Tsunami
Por :
Enrique Guillermo Avogadro.
“Sospecho que el mejor
antídoto para ese dolor –
causado por quien monopoliza
tu patria y emplea sus símbolos,
su historia y sus recursos para
reprimirte y desprestigiarte-
es escribir sobe la experiencia
misma
que originó el dolor
” Roberto Ampuer.
Resulta
ineludible referirse a la extraña celebración de los treinta años de
ininterrumpida ¿democracia? que el Gobierno nacional perpetró el martes en dos
etapas: el extraño e indignado discurso presidencial y el baile de Cristina
que, mientras rezaba laicamente “que
la muerte no me sea indiferente” permitía
la incorporación de nuevos nombres a la luctuosa lista que la politiquería
barata y la mala praxis confeccionaba desde Córdoba, primero, y luego desde
Tucumán, Chaco, Entre Ríos, La Pampa, Catamarca, La Rioja, Neuquén, Tierra del
Fuego, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe, Jujuy y hasta el Conurbano bonaerense.-
La
autorefenciación ha sido una constante de la década kirchnerista, pero la
reaparición de la noble viuda en un acto público luego de sus
problemas de “capocha” se produjo pocos días después que se
conocieran los resultados de las pruebas PISA y que comenzaran los saqueos en
la Docta. Por eso, llamaron la atención varias frases que, con ceño fruncido y
mucho rencor, salieron de la boca presidencial, tan maquillada. Entre los
logros que prolijamente enumeró se refirió a la donación –con plata de los
jubilados- de varios millones de computadoras y un mayor destino presupuestario
para la educación; que esas bondades fueran correspondidas por una notoria
caída en la calidad de la enseñanza parece que no ha tenido que ver con este
Gobierno y, sobre todo, con la forma de ejercerlo, ya que nada dijo al
respecto.
Pero
la cima fue alcanzada por doña Cristina cuando relató que trabajaba desde los
dieciocho años, y que nunca se le había ocurrido robar un televisor mejor que
el que tenía. Es cierto, por supuesto, pero omitió reconocer que, con su
marido, se robaron el país entero; no hizo comentario alguno a la masiva
corrupción del régimen que encabeza, y al injustificable crecimiento
patrimonial que registra su familia ya desde la época de la Intendencia de Río
Gallegos; su Vicepresidente, el inefable Guita-rrita,
no sólo continúa alegremente en libertad sino que, para propinar una nueva
ofensa moral al mundo entero, se lo designó para asistir a las exequias de
Nelson Mandela, una de las personas más inobjetables del escenario global.
La
frutilla del postre fue la suspensión, orquestada por ¡Giles! Carbó, del fiscal Campagnoli por
haber cometido el crimen de lesa majestad de investigar a Lázaro Báez,
testaferro y socio de la familia presidencial. La ausencia notoria de la
ciudadanía de la protesta callejera previa a este nuevo atentado contra la
República equivale a la falta de preocupación general por la ley de
autoamnistía de los funcionarios o por la modificación del Código Civil, que
tampoco generó una generalizada reacción popular, pese a que el texto altera
toda la forma en que los argentinos convivimos.
Pero
volvamos a la razón del título de esta nota. Una mariposa aleteó originalmente
en Córdoba; cuando el viento generado por sus alas se transformó en una
tormenta, el Chino Zannini,
por orden de la Presidente, se negó a enviar la Gendarmería y permitió que
vándalos arrasaran con la tercera ciudad del país. Pero la mala leche que, con
torpe praxis, pretendía destruir sólo al Gallego de la Sota terminó, en pocas
horas, por incendiar el país entero; en Catamarca, sobre todo, estuvimos al
borde de presenciar una guerra abierta entre policías locales y las fuerzas
nacionales.
El
más que razonable aumento de sueldo –y el blanqueo de gran parte de éste- a los
miembros de las policías provinciales, obtenido con formas extorsivas, agregó
fuerza a ese fenómeno “meteorológico”, y desató un tsunami de incalculables
consecuencias fiscales; cuando llegue a las costas financieras de este país
exhausto por el latrocinio gubernamental arrasará, más temprano que tarde, con
lo poco que aún sigue en pie, de la mano de los reclamos salariales de los
gremios que ven cómo la voraz inflación deglute cualquier conquista; para
confirmarlo basta con recordar que el Estado, en sus tres niveles, ha sido el
único generador de empleo en los últimos años.
La
solución, ya que Obama sigue negándose a prestar su maquinita de imprimir
dólares, sólo podrá llegar de la mano de una mayor emisión de roca’s y evita’s.
Si pensamos que este año cerrará con un aumento real del 30% en la inflación
–algunos analistas hablan de 32%- el mero arrastre hará que, en 2014, llegue al
40%; uno de los mayores economistas nacionales ratificó esa afirmación, pero
agregó algo más preocupante aún: “será
del 40% sólo si hacen todo bien”, algo no esperable de este grupo de
incapaces.
Hace
mucho tiempo que pronostico que, cuando finalmente éstos se vayan, por las
buenas o por las malas, dejarán tierra arrasada; inclusive, mencioné alguna vez
a Nerón y su incendio de Roma. El Estado continúa desertando de sus obligaciones,
y ello ha obligado a los ciudadanos a reasumir algunas potestades que le había
delegado, como se vio cuando se vieron forzados a armarse en defensa propia; el
panorama que se presenta hoy no permite encontrar demasiados resquicios para la
esperanza.
No
quedan organismos de control que puedan terminar con la fiesta del masivo
saqueo kirchnerista, la Justicia federal brilla por su ausencia y los
opositores (no hay oposición) se mueven en su universo personal, sin atinar
siquiera a reaccionar
frente a un Gobierno que conserva una enorme capacidad de daño y los borra de
la agenda cotidiana.
Los
logros de la década pueden medirse en la pérdida de nuestra preponderancia en
carnes y trigo, en la crisis energética, en la desbocada inflación, en la
desaparición de las reservas del Banco Central y de los fondos de la Anses, en
el aislamiento regional e internacional, en la brutal presión tributaria, en el
crecimiento negado de la pobreza y de la indigencia, en el deterioro educativo,
en el desorden generalizado, en la destrucción del tejido social, en la
indefensión de nuestras fronteras y el crecimiento exponencial del
narcotráfico, en el millón de jóvenes “ni-ni”, en la pauperización de las
economías regionales, en la indiscriminada inmigración y su consecuente
crecimiento de las villas de emergencia.
Despedir
a Patotín tampoco ha significado un cambio
en el Gobierno ya que, después de los cambios cosméticos introducidos por la
señora de Kirchner en su gabinete, la burla mayor llegó el viernes, de la mano
del INDEC que ahora conduce el Bambino Kiciloff, para el cual una familia
tipo cuyos ingresos superan los $ 750 mensuales, no es indigente y, si recibe
más de $ 1.750, tampoco es pobre. Como esa estructura familiar tiene cuatro
miembros, la información oficial establece que con menos de US$ 0,62 diarios se
sale aquí de la miseria, y con US$ 1,50 por día se pasa a integrar la clase
media. ¡Ni en los tigres asiáticos se registran tan bajos niveles de ingresos
familiares!
Que
todo esto se haya producido, como bien dijo la Presidente en su discurso, en el
período de mayor crecimiento económico del país en los últimos cien años, no
hace más que agravar la condena que debemos imponer a quienes tanto han
delinquido y tanto han atentado contra la República y la Constitución. Como son
conscientes de ese futuro de cárcel e iniquidad que los espera, me permito
pronosticar que sólo hemos visto, hasta hoy, una pequeña punta del iceberg
contra el cual harán chocar a la Argentina.
Bs.As., 15 Dic 13
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
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