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domingo, 15 de diciembre de 2013

Democracia. . ¿.y la Republica ?


2013

¿Qué hiciste tú en 

la democracia, papá?


Por Alejando Borensztein
Cuando arrancó la democracia no existían los celulares. Treinta años después, millones de argentinos llevan uno en el bolsillo y, si Dios quiere, en un par de décadas más podremos usarlos para hablar. Por ahora, como no hay señal y se corta todo el tiempo, sólo sirven para sacar fotos. Salen lindísimas.


¿Estamos mejor que hace 30 años? 
Obviamente sí
¿Hemos cumplido con el mandato de Alfonsín cuando decía que “con la democracia se come, se cura y se educa”? 
Desde luego que no.

¿Qué logramos desde entonces?
 En primer lugar, gracias a la fuerza de Don Raúl, se comprendió el valor de la democracia y se terminó con la lógica cívico-militar de una sociedad que justificaba golpes, fragotes, derrocamientos y proscripciones de todo tipo. 
En honor a la verdad, la estocada final contra las asonadas militares se la debemos a Menem cuando en 1990 aplastó el último levantamiento militar de Seineldín.

Desde entonces no jodieron más. 
Hoy tenemos a este muchacho Milani, pero bueno … todo no se puede.

El otro gran logro también se lo debemos a Alfonsín y fue el Juicio a las Juntas, piedra fundacional de nuestra democracia. 
Es cierto que el Compañero Jefe Néstor retomó esa bandera, pero la estropeó un poquito al manipular y ningunear todo lo hecho antes del kirchnerismo. 
Ya fue dicho en esta página que uno de sus peores momentos fue cuando declaró en la ESMA: 
“Vengo a pedir perdón en nombre del Estado Nacional por haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”, borrando de un plumazo la patriada de Alfonsín, la Conadep, los juicios, Strassera, el Nunca Más, Sábato, Magdalena y compañía, en un patético intento de chorearse una causa defendida por tantos argentinos mientras Él, su jermu, su hermana, el arquitecto, el chofer, el jardinero y el resto de la banda se pasaban el día pescando con mosca en el sur (o haciendo mosca en el sur, no me acuerdo bien cuál de las dos cosas).

Lo más increíble de aquel blooper en la ESMA es que aún hoy es reivindicado por la militancia como un hito, embarrando el tema cada vez más. 
Que las Madres de Plaza de Mayo hayan arrancado siendo las heroínas que todos reconocemos y admiramos, y hayan terminado enredadas en un desfalco inmobiliario de 700 palos, demuestran que algo se les perdió en el camino de la década ganada.

¿Hubo otros logros realmente profundos y transformadores en estas primeras tres décadas de democracia? 
No, que yo sepa.
Hubo pequeñas victorias como, por ejemplo, la Ley de Divorcio obtenida en 1987. 
Hasta ese año, si llegabas a tu casa y encontrabas a tu jermu con el sodero en la cama te podías separar pero no podías volver a casarte. 
Imaginate. Ni para mitigar las penas. 
Pero luego Alfonsín impulsó la Ley de Divorcio y hoy vos podés encontrar a tu jermu en la cama haciendo cucharita con dos monos de la CGT Balcarce y ni te vas a calentar porque ahora podés divorciarte tranquilamente y volver a casarte, por ejemplo, con un minón del PRO sin que nadie te diga nada.

La otra pequeña victoria que atravesó y transformó verdaderamente la vida de toda la sociedad se la debemos a Menem: la derogación del Servicio Militar Obligatorio. 
Hasta el año 94, vos empezabas la escuela y al toque te enterabas de dos cosas tremendas: que los Reyes Magos eran los padres y que a los 18 años te iban a agarrar del cogote, llevarte a un regimiento, raparte la cabeza, encerrarte cuerpo a tierra dos meses sin salir, y finalmente pasarte otros 10 meses más limpiando los baños del cuartel y comiendo guiso de papa y trapo para cumplir con la Patria y hacerte hombrecito. 
Una angustia clavada en el alma de tantas generaciones hasta que El Turco terminó con esa pesadilla. 
Me animo a decir que eso sólo ya perdona todos los pecados del menemismo. 
Perdón, retiro lo dicho. 
No alcanza.

¿Alguna otra cosita más? 
Tal vez el matrimonio igualitario sea un avance, pero no es un cambio sustancial que atraviese a toda la sociedad. 
La Asignación Universal está muy bien, pero no deja de ser una medida de contención social que evidencia las graves carencias estructurales y demuestra que los cráneos que nos han gobernado aún no saben qué corno hacer para disminuir seriamente la pobreza. 
La única medida eficiente para bajar los índices de pobreza conocida hasta hoy, ha sido la de truchar las estadísticas.
Lo demás es sarasa. 
Las estatizaciones de YPF, Aerolíneas y las AFJP son buenas medidas para quienes creemos que ciertos asuntos deben ser manejados por el Estado, pero siendo que las hicieron los mismos patriotas que las habían privatizado jugando con otra camiseta, no computan. 
Como en la generala, se tachan. 
Un acto anula al otro. 
No valen.

Además, cuando la democracia empezó, las tres cosas eran del Estado. 
¿Dónde está el mérito? 
En todo caso, podríamos agregar la estatización de Ciccone pero de eso el kirchnerismo nunca se vanagloria. 
Raro, ¿no? 
Se ve que hicieron tantas cosas buenas que de esta siempre se olvidan (más les vale que en esta hayan usado guantes descartables porque no les va a alcanzar ni veinte Gils Carbó juntas para zafar).

¿Y la ley de medios? 
¿Es un paso adelante de la democracia?
 En el enunciado de principios puede ser, pero en la letra chica y en su verdadera aplicación es un obvio instrumento de persecución y un “blef” armado para la gilada, entendiendo por gilada a aquellos que gritan que “acá están los pibes para la liberación” frente a un palco donde está Boudou riéndose y agitando palmas.

¿Hemos avanzado todo lo que era posible avanzar? 
Me parece que no.
 Si tenés un techo, laburo y un autito, por ahí la fuiste llevando.

Pero si venís colgado del Roca, es muy poco lo que entre todos hicimos por vos(digo “entre todos” para ser piadoso con algunos y algunas que yo sé).

Soy de los que creen que la cosa no va a cambiar hasta que construyamos un Estado de Derecho, hecho y derecho.
Y de eso últimamente se hizo poco y nada. 
Reconozco que no debe ser fácil.
No anida en los pechos argentinos demasiada voluntad republicana.
¿Para qué nos vamos a engañar?
Y si no, mirá lo que, entre todos y todas, hicimos esta semanita.

La Compañera Jefa suele decir que “la Patria es el otro”. 
Es una linda frase. 
De ser así, hubiera sido bueno que en estos últimos diez años, cuando “el otro” la llamaba al celular, Ella hubiera atendido. 
Al menos para simular cierto espíritu democrático. 
Total, tarde o temprano, la llamada se le iba a cortar. 
Una excusa perfecta y verosímil para seguir siendo como son.
Treinta años no es nada. 
Algo logramos. 
Por ahora fue poco. 
Tengamos paciencia.

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