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domingo, 7 de septiembre de 2014

Tiempo de . . .


2014
NO ES

TIEMPO

DE

EGOISMOS 

PERSONALISMOS.

Por :
Dr. Jorge Ricardo Enriquez.
Abogado.

Las cartas están jugadas.
De ahora hasta mediados del año próximo, cuando se empiecen a dirimir las candidaturas presidenciales, la economía sólo tiene dos escenarios posibles: 
1) la más optimista: 
una lenta agonía, con bajo crecimiento, alta inflación y crecientes problemas de empleo; 
2) la más pesimista: una crisis, quizás de magnitud distinta a las crisis históricas, por las diferencias de contexto.
La persistencia del gobierno nacional en el error es difícil de explicar. Puede ser obstinación, puede haber una estrategia destinada a dinamitar las chances de éxito del futuro gobierno a fin de preparar la restauración kirchnerista en 2019 (o antes), pueden mediar factores psicológicos.
Lo cierto es que la decisión de incumplir el fallo de Griesa, y no sólo de incumplirlo sino de desafiar abiertamente al juez, vino a agravar una situación de por sí muy complicada.
El gasto público es enorme y no puede ser financiado, a partir del aislamiento internacional de la Argentina, con créditos externos. 
En consecuencia, habrá -ya lo hay- un festival de emisión monetaria, que echará nafta en el fuego de la inflación. 
Y profundizará esa tendencia la disminución de la demanda de dinero por parte de la gente.
La caída de reservas se acentuará. 
El gobierno mantendrá su actitud defensiva y seguramente le dará nuevas vueltas al torniquete del cepo cambiario. 
La consecuencia será (ya la estamos viendo) que las empresas contarán con menos insumos importados e inevitablemente contraerán más la producción.
A ese panorama hay que agregar la debilidad de las dos locomotoras del crecimiento de los últimos años: caen los precios de la soja y se frena la economía de Brasil.
Además, en su último año de mandato, sin reelección, la presidente tendrá una mayor debilidad política. 
Será, como se dice en los Estados Unidos, una “pata renga”. En la Argentina de 2014 / 2015, la pata estará aún más renga por la tempestad económica que su empecinamiento en la mala praxis ha desatado. 
Un caso de estudio para economistas, politólogos y sociólogos: cómo dilapidar sin el menor beneficio el mejor contexto económico que nuestro país vivió en toda su historia.
¿Cuál es, en ese marco de irremisible crepúsculo oficialista, la alternativa que pueda reencauzar el país a partir de diciembre de 2015?
El peronismo presenta dos candidaturas principales. Dentro del Frente para la Victoria, acaso sea Daniel Scioli quien obtenga el primer lugar, mal que le pese a la señora de Kirchner, quien promueve otras candidaturas para intentar que el motonauta – de insondables ideas políticas – no sea su sucesor.
En el peronismo que fue kirchnerista hasta hace muy poco, el candidato indudable es Sergio Massa. Este sector tiene también su “relato”: todo iba bien con Néstor Kirchner; fue Cristina la que traicionó su “legado”.
Fuera del espacio peronista, se recorta nítidamente la candidatura de Mauricio Macri. Macri no sólo cuenta con una sólida base en la Ciudad de Buenos Aires, sino que está creciendo a ritmo sostenido en muchos otros distritos.
Falta definir el candidato de UNEN, si es que esta alianza se mantiene. Si logra hacerlo (en especial, si logra que se mantenga unido su tronco principal, la UCR, el Partido Socialista y la Coalición Cívica), seguramente las PASO van a potenciar a algunas de sus figuras.
¿Podrán el PRO o el UNEN, sin aliarse, llegar a la segunda vuelta? No es imposible, dada la fragmentación que inevitablemente ocurrirá, pero no puede darse por seguro. 
Por eso, Elisa Carrió y algunos dirigentes del radicalismo proponen una alianza electoral para que ambas coaliciones diriman en las PASO una fórmula única.
Esa convergencia debería superar viejos resquemores y recelos. También, pruritos ideológicos como los que expresa, por ejemplo, Pino Solanas. Hay que entender que no estamos en una situación normal, que no se trata de una elección de una democracia europea en la que la sociedad vaya a elegir un gobierno de centroizquierda o centroderecha, sino si vamos a seguir en el camino de la decadencia populista o nos vamos a atrever de una buena vez a construir una república.
No es tiempo de egoísmos y personalismos. 
Hay que levantar la mirada y buscar los grandes denominadores comunes de quienes queremos por sobre todo vivir en el Estado de Derecho. 
Sin instituciones sólidas no hay progreso ni bienestar para todos.
Viernes 5 de setiembre de 2014.-

jrenriquez2000@gmail.com

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