2014
La
Argentina,
¡ del
tomate !,
por : Enrique Guillermo Avogadro.
“Los hombres se dividen en dos bandos:
los que
aman y construyen,
y los que odian y destruyen”
José Martí.
Doña
Cristina sigue sin aparecer y el agravamiento de su situación psíquica ya es vox
populi, a punto tal que se cuenta acerca de un nuevo episodio de
pérdida de ubicación espacio-temporal durante su descanso en el Calafate. Hoy,
más allá del eficiente ocultamiento que hace de su figura, quien manda de hecho
en la Argentina es el Chino Zannini, a quien nadie eligió
nunca, que dice transmitir las órdenes de la reina.
Cuando la
Presidente designó al ya ridículo Coqui
Capitanich como Jefe
de Gabinete (prudente, no renunció como Gobernador del Chaco) para paliar, en
alguna medida, los efectos de su desaparición, mantuvo a Bambino Kiciloff
(en realidad, lo ascendió a Ministro de Economía, desplazando a Me-quiero-ir Lorenzino)
y a Patotón Carioca Echegaray, y así rearmó su propio “Titanes
en el Ring”, el recordado show de Karadagian. En su máquina de picar carne,
llevó al cuadrilátero a luchadores disfrazados, que pasaron a combatir todos
contra todos y sumen al país entero en el mayor desconcierto.
Por su
parte, chismes de Olivos cuentan que Coqui,
harto del
permanente esmerilamiento al que es sometido por funcionarios que, al menos en
teoría, dependen de él, ya ha presentado la renuncia; tal vez, el rechazo haya
sido similar al que recibió don Julio DeCobrado en iguales
circunstancias: “de aquí sólo te vas preso o muerto”.
El
propio Patotón, a quien los medios de Cristóbal
Timba López
armaron la cama de Rio de Janeiro, situación que se ha agravado por sus
notorias mentiras, ha sido reiteradamente desautorizado y debe estar con el
cuero dolido; tengo para mí que, si no fuera por las comprometedoras carpetitas
que armó en la AFIP sobre doña Cristina y su íntimo entorno, ya se lo habría
eyectado.
Es
habitual hoy, en todos los corrillos políticos, resaltar que, en cualquier país
serio,Patotón ya hubiera sido echado; es cierto, pero siempre
respondo que, antes, la propia Presidente, Guita-rrita, Jaimito,
Uberti, Schiavi, Báez, Anímal, los Ezkenazi, Ferreyra,Timba y
tantos otros estarían presos.
Tal vez,
en este entorno tan dramático, que ha incluido marchas y contramarchas en
materia de impuestos al patrimonio y a la valorización de activos
inmobiliarios, los episodios más risibles hayan sido la amenaza, después
desmentida alegando mal asesoramiento, de abrir la importación de tomate desde
Brasil, con el confeso propósito de “cuidar” los precios y la mesa de los
argentinos, y el anuncio de la compra, por el Ejército Argentino, de treinta y
cinco Hummer como muestra de la recuperación de nuestra relación con los Estados
Unidos.
Este
último ítem, más allá de demostrar que carecemos de fondos hasta para comprar
unos modestos blindados, trae una complicación adicional, que debiera generar
preocupación en la ciudadanía. El Chivo Rossi ha negado que
los transportes vayan a ser destinados a la lucha contra el narcotráfico, hoy
prohibida por la ley de defensa. Porque, obviamente, asignarles esa misión
haría que los militares violaran la normativa vigente, al actuar dentro de las
fronteras; pero, si no tuvieran ese destino, ¿cuál sería la función de los
vehículos? Y eso nos lleva a la siguiente pregunta: los oficiales, que ven
diariamente a sus camaradas presos por haber obedecido una ley dictada en
democracia, ¿estarán dispuestos, por seguir a Espión Milani, a caer
en la misma trampa por “obediencia debida”?
Todo
sería un tema menor si no tuviera tan alto costo político y económico para la
Argentina entera, tanto hacia su propio interior cuanto a su imagen
internacional. En un momento en que las reservas nacionales han, prácticamente,
desaparecido, lo cual ha llevado al Gobierno a los más absurdos experimentos
para tratar de recomponerlas, ¿alguien estará tan borracho, sea argentino o
extranjero, como para traer divisas a un país tan corrupto, inmerso en una
sideral crisis moral, que carece de conducción y de planificación económica, no
respeta contrato alguno, tiene uno de los índices de inflación más alto del
mundo, padece de cepos y arbitrariedades, no permite retirar utilidades,
comienza a carecer de mano de obra calificada, no puede suministrar energía y
vive en el más extremo cortoplacismo?
Porque,
convengamos, la Argentina es un lugar en que uno se entera si es rico o pobre
leyendo el diario del día siguiente. Habiendo otros países vecinos que crecen
más que nosotros y en los cuales las certidumbres de largo plazo y la seguridad
jurídica son la realidad cotidiana,
¿para qué jugar en el enorme casino en que
hemos convertido al nuestro?
Leyendo
una nota que publicó Daniel Muchnik el martes pasado en “El Cronista”, con una
acabada descripción del “rodrigazo” de 1975 y sus consecuencias, las
similitudes con la situación en que vivimos convoca a lo inexorable de un final
largamente anunciado; recordé que quien esto escribe, ya en julio de 2008, lo había
dicho (http://tinyurl.com/n6vkz4e).
Fui
muy vapuleado en su momento, acusándome de tratar de convertir en una profecía
autocumplida mi fervorosa y militante crítica a los Kirchner y, como sucedió con
la crisis energética, que también describí tempranamente, con el paso de los
años en los que nadie la percibía fui perdiendo credibilidad.
En economía nadie
puede establecer plazos ciertos para los acontecimientos futuros, pero éstos
son inexorables cuando se siguen aplicando recetas erróneas y, sobre todo,
cuando esas políticas tienen por objetivo real el saqueo.
El
“rodrigazo” lo está haciendo ya el Gobierno, que ha devaluado el peso frente al
dólar en un porcentaje mucho mayor que la inflación, que ha autorizado grandes
subas en los precios de los combustibles y del transporte, o que llega a
acuerdos de alimentos que convalidan las alzas anteriores a su vigencia.
Pero
lo está haciendo en etapas, con lo cual su efecto de sincerar la economía se
pierde siempre, y el golpe final lo darán los empleados públicos, cuyos
salarios ya resulta imposible de pagar tanto para la nación como para las
gobernaciones e intendencias.
¿Volverán, entonces, las cuasi-monedas, como dijo
el Gobernador Colombi, de Corrientes?
La
preocupación por la estampida del dólar “blue” ha obligado a la Casa Rosada a
insistir en el vaciamiento de la ANSES, que ha vendido bonos que deberán pagar
los futuros gobiernos, pese a lo cual el señor Fábregas, desde que asumió la
Presidencia del Banco Central, ya ha visto caer las reservas en U$S 1.500
millones en sólo cuarenta y cinco días. Esa caída ha llevado las
disponibilidades reales al nivel de US$ 9 mil millones, confirmada por los
especialistas, y reviste características más que alarmantes, sobre todo por la
pretensión de robar otros US$ 3,5/4 mil millones con la excusa de las
falsedades del INDEC sobre el crecimiento de nuestra economía.
Mientras
tanto, como se ha visto, el Gobierno, que este año importará petróleo crudo por
primera vez en décadas, apuesta a YPF para conseguir divisas, es decir, quiere
repetir la situación imperante antes de su privatización: se endeudaba a la
empresa, que pagaba menos tasa que la propia Argentina, para extraer luego los
fondos de su tesorería. Ante ello, tampoco resulta sorprendente que haya tantos
trascendidos acerca del arrepentimiento delMago Galucchio de su
aceptación del cargo de CEO de la compañía, harto de discutir con La Cámpora.
Sin
embargo, el desquicio en que la combinación extrema de maldad e ignorancia de
quienes, al menos en teoría, se ocupan de la economía los ha llevado a un nuevo
contrasentido: el bloqueo del CUIT a una de las mayores exportadoras de granos,
que cometió la ingenuidad de enviar trigo al exterior con una autorización
previamente concedida, y a la cual se le exigió cancelar la operación con el
buque ya en navegación. La medida ha generado temor en las restantes compañías
del rubro, y producirá nuevas consecuencias graves en el mercado local del
cereal.
Esta
semana, la dirigencia empresarial y el campo se reunieron a puertas cerradas en
La Rural. Conociendo mucho a algunos de quienes estuvieron en ese encuentro, sé
que se comenzó a pensar en cómo y qué hacer si el plazo constitucional del 2015
adelantara, como muchos creen, su vencimiento.
La
Argentina, como dicen los chicos, está “del tomate” desde hace mucho tiempo,
pero el mal se ha agravado y ahora alcanzó al máximo nivel ejecutivo nacional.
Los próximos sesenta días serán definitorios; la sociedad, ya alerta, está
reclamando consensos frente a lo que viene, pero los opositores siguen mirando
para otro lado y, ante la pregunta, responden:“¿yo?, ¡argentino!”.
Bs.As.,
12 Ene 14
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado.
Abogado.
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