Un
Violento
Marlo
Desgranado.
Por :
Enrique Guillermo Avogadro.
“¿Por qué ellos son pequeños y, sin
embargo, fuertes?
¿Por qué nosotros somos grandes y,
sin embargo, débiles?
Lo que tenemos que aprender de los
bárbaros es:
sólo barcos sólidos y armas
eficaces”.
Feng Guifen.
En esta
semana se han producido varios hechos que, analizados en conjunto, dan
irrefutable cuenta de la soledad en la que se va sumergiendo la viuda de
Kirchner, que sólo parece contar ya con su núcleo duro.
Veamos a qué
me refiero.
En la CGT Balcarce, comandada por un Caló cuyas actitudes se
parecen cada día más a las de Lancha Scioli, comenzó una diáspora
encabezada por el Gordo Lescano,
al que seguramente seguirán sus demás congéneres, como West Ocampo.
Esta
semana, uno de los más fervientes kirchneristas, hasta ese momento, Omar Locomotora Maturano, detonó un paro salvaje
que dejó a ochocientas mil personas varadas en la Capital sin poder regresar a
sus hogares, produciendo un daño irreparable en la base electoral del Gobierno,
que no ha olvidado los crímenes de Once y Castelar.
Si, como ha trascendido, la
UTA –también integrante de esta central obrera- declarara una huelga del transporte
automotor, se habrá firmado la sentencia de divorcio entre los sindicalistas
afines y el “modelo”.
Por su
parte, Hugo Camión Moyano ha anunciado un paro
nacional para mañana de su gremio, que afectará la distribución de
combustibles, la recolección de basura y la reposición de dinero en los cajeros
automáticos, entre otras cosas, con movilización a la Plaza de Mayo, para
recuperar protagonismo en el mundo sindical; lo acompañarán la CTA de Micheli,
la CCC de Alderete y varias organizaciones.
La
presentación de Sergio Kolynos Massa produjo una fuerte demanda
de garrochas entre los barones del Conurbano, que ven peligrar
sus respectivos feudos a manos de La Cámpora, una organización política incapaz
de ganar siquiera una elección universitaria.
Los peronistas, sean gremialistas
o intendentes, pueden acompañar al caudillo de turno hasta la puerta del
cementerio, pero nunca se entierran con él.
Además, los diputados que responden
ahora al tigrense se han separado del bloque del Frente para la Victoria,
dejando a éste sin quórum propio en la vital Cámara.
La
designación del General Milani, acusado de tantas irregularidades, debe ser
estudiada por separado.
En primer término, no está claro que el ungido continúe
respondiendo al Perro Verbitsky;
si fuera así, no tendría explicación el acercamiento propugnado por el nuevo
Comandante hacia las fuerzas armadas de los Estados Unidos y Chile, obviamente
limitado por las pésimas relaciones que mantenemos con la patria de Obama.
Pero lo
verdaderamente curioso del nombramiento de Milani, que ha conseguido poner
hombres leales tanto como cabezas del resto de las fuerzas como en el Estado
Mayor Conjunto, es que indica que doña Cristina pretende apoyarse ahora en los
militares para sostener su poder, al mejor estilo chavista, después de haberlos
humillado y denostado desde hace una década.
El nuevo Comandante, que continúa
al frente del sector de inteligencia del Ejército, utiliza a los ojos y oídos
que mantiene en las unidades para controlarlo, pero la cadena de mando está
cortada y el débil liderazgo de este jefe no resistirá cuando los hechos se
precipiten; en su ascenso ha dejado demasiados heridos y cuentas poco claras e
impagas.
Otro campo
en el cual las cosas parecen estar complicándose para el Gobierno es el
judicial, justificando el desgraciado e infructuoso avance que doña Cristina
intentó contra la Justicia.
Los jueces de Comodoro Py -como siempre he dicho,
jamás se venden sino que se alquilan al ocupante de la Casa Rosada- poseen las
narices más experimentadas en percibir los aromas que acompañan los fines de
ciclo; pruebas de ello es que Ricardo Avión Jaime está al borde de ir preso
-¿en silencio y soledad?- y el propio Patotín Moreno deberá presentarse ante Claudio Botitas Bonadío, hasta hoy uno de los
jueces más dóciles, a prestar declaración indagatoria el miércoles.
A riesgo de
ponerme pesado y repetitivo, me vuelvo a preguntar: ¿por qué la viuda de
Kirchner y sus cómplices, que tanto han demostrado lo poco que les importa la
democracia y sus condicionamientos, aceptará que las PASO se realicen? ¿Ignoran
que, de concretarse, se transformarán en un formidable instrumento para que la
ciudadanía ejerza el “voto útil” eligiendo en octubre a quien haya exhibido
mayores posibilidades de derrotar al Gobierno en cada jurisdicción? ¿Qué
ganarían con ellas, más que la comprobación de su pobreza y su decadencia?
Hoy, el
panorama electoral que muestran las más serias encuestas, respaldadas por los
resultados recientes de Misiones –donde el cristinismo, pese al enorme fraude,
perdió la mitad de los votos obtenidos en 2011- y en Neuquén, donde salió
quinto en las elecciones de concejales, dicen que el oficialismo perderá la
ciudad de Buenos Aires y las provincias de Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santa
Cruz y Neuquén, y tiene negras expectativas en Corrientes, Salta y Chubut.Kolynos, a quien la Presidente está
empujando inexplicablemente a definirse en su contra, seguramente derrotará a
sus candidatos en la crucial Provincia de Buenos Aires.
La suma de esas
realidades habla de una crisis inminente de gobernabilidad, en especial para un
sistema de poder que no admite cortapisas:
¿se imagina usted a Cristina
presidiendo el Ejecutivo sin un Congreso dócil y transformada en un pote de
yogurt con fecha cierta de vencimiento?
¿Cree usted que todos los funcionarios
actuales estarán dispuestos a perder libertad y fortuna pacíficamente?
Yo no.
¿Cómo pueden
hacer para evitar las seguramente desastrosas competencias electorales de
agosto y octubre?
Creo que sólo pueden elegir entre un fraude tan monstruoso
que lo convierte en inalcanzable, o la violencia callejera, que le permita
decretar el estado de sitio y perpetuarse un rato, con vistas a que la economía
mejore –otro imposible- y, con ella, cambie el humor social.
El mundo
está mudando velozmente.
El viento de cola que tanto hizo por el crecimiento de
América del Sur, salvo en Argentina y Venezuela, parece perder intensidad y,
quizás, comience a invertir su sentido.
Brasil y China, nuestros grandes socios
comerciales, están creciendo menos y, por ello, también comprarán menos
productos argentinos, y el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos
preanuncia una baja en los precios de los commodities,
sobre los cuales los Kirchner construyeron su imperio personal.
Y un hecho nada
desdeñable: después de, al menos, una década, el mundo civilizado ha tolerado
una revolución militar en Egipto, sin condenas ni bloqueos al nuevo régimen.
Quien
herede, alguna vez, el sillón de Rivadavia recibirá una economía en ruinas, un
país sin reservas de ningún tipo, con falsos dólares (los Cedin) circulando sin
respaldo y con una creciente crisis de energía que, ante la imposibilidad de
afrontar las indispensables y crecientes importaciones de combustibles, será un
grave escollo para el crecimiento nacional; para dar una idea acerca de la
dimensión del problema basta con decir que, este año, esas
importaciones alcanzarán los trece mil millones de dólares y que, por diez
años como mínimo, crecerán a razón de tres mil millones por año,
acumulativamente.
Es decir, un panorama trágico y acuciante, pero que tendremos
que encarar con coraje e imaginación si queremos sacar al país adelante.
No debo
dejar de mencionar el episodio que protagonizó Patotín en la Embajada de los Estados
Unidos, insultando a gritos a una espléndida periodista de Clarín, Silvia
Naishtat, y a su colega, Walter Curia.
Me he puesto a pensar, como tantas
veces, qué nos ha sucedido a los argentinos, que hemos dejado de tener sangre
en las venas, como lo demuestra el hecho de soportarlo en el poder. Este
repugnante personaje, el inventor de los más grandes desastres económicos del
kirchnerismo, sólo puede hacerse el valiente rodeado de una patota de
delincuentes y guardaespaldas, enfrentando a empresarios que, por tener tantos
muertos en el placard, tiemblan de miedo en su presencia; no se atrevería a
batirse a duelo singular, una madrugada y a pistola.
En fin, qué
tristes días para la Nación y para la República, saqueada una y degradada la
otra por una pandilla de corruptos, ladrones, narcotraficantes y sinvergüenzas
de toda laya, a los que hemos permitido “ir por todo” mientras nos
acurrucábamos al calor de una bonanza económica que, además, resultó breve y
falsa.
Salgamos el
8 de agosto a las calles por millones, a tomar, de una vez por todas nuestro
destino común en nuestras propias manos, como lo están haciendo los brasileños
y tantos otros pueblos del mundo (http://tinyurl.com/mk3mp7d), y obliguemos a todos los opositores, tan
pronto asuman sus bancas, a impulsar el juicio y el castigo, la cárcel y la
confiscación de bienes a toda esta runfla de cafres.
Pero también preparémonos
para la lucha porque, como digo, eso no sucederá en paz.
Bs.As., 7 Jul 13
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
ega1@avogadro.com.ar
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