Hablar claro
y en voz alta.
Por :
Guillermo Lascano Quintana.
Esta obligación propia de los dirigentes, no sólo políticos, está siendo incumplida por la mayoría de ellos. Diariamente vemos como se escudan ante los atropellos al Congreso, a los jueces y al sentido común, sin que haya la consiguiente réplica a los dislates que hace el gobierno y sus secuaces. Solo algunos periodistas no tienen reparos en señalar las conductas no sólo culposas, sino dolosas, de aquellos representantes del carnaval que estamos viviendo, que sería gracioso si no fuera dramático y eventualmente trágico.
Para adoptar esta pusilánime actitud recurren a la necesidad de preservar el sistema democrático o a la doctrina de sus partidos o a la inconveniencia de malquistarse con los ciudadanos que apoyan al gobierno.
Son esclavos de sus compromisos, entre los que no parece figurar ni el sacrificio de sus prebendas ni la aureola heredada de hombres mejores, más lúcidos y valientes, de quienes se creen herederos.
En épocas mucho mas aciagas para la Nación, hubo ejemplos de hombres y mujeres que no se arredraron frente a las dictaduras o tiranías, como estamos soportando, los argentinos, desde hace ya muchos años, Ni hablar de quienes padecieron y aún padecen regímenes totalitarios y sangrientos.
Es bueno recordarles a nuestros políticos que hubieron hombres y mujeres que emergieron del oprobio que fue la Unión Soviética y sus países vecinos y doblegados.
De su propio seno salieron los oprimidos que forjaron, durante varias décadas, casi siempre en silencio y a escondidas, el espíritu de libertad que coronó sus gestas.
En nuestro país parece haberse terminado el amor a las Patria. Ese amor que incluye el minucioso respeto de la Constitución y las leyes.
En nuestro país parece haberse terminado el amor a las Patria. Ese amor que incluye el minucioso respeto de la Constitución y las leyes.
Ni que hablar del decoro y la sobriedad republicanas con que se comportaron muchos de quienes precedieron a los actuales gobernantes, que parecen deleitarse con la chabacanería, la mentira, el engaño y el atropello a quienes piensan distinto.
Esto tiene ya varios años pero, a diferencia de lo que sucede en otras latitudes, no hay mejora alguna. Se sigue tratando al gran público como ganado, a los sectores medios como idiotas y a los dirigentes como potenciales aliados.
¿Cómo es posible que ningún dirigente, no digamos radical o socialista, sino peronista, no ponga el grito en el cielo con la payasada del viaje de la Presidente, ministros, secretarios y empresarios a un país insignificante para la Argentina?
Esto tiene ya varios años pero, a diferencia de lo que sucede en otras latitudes, no hay mejora alguna. Se sigue tratando al gran público como ganado, a los sectores medios como idiotas y a los dirigentes como potenciales aliados.
¿Cómo es posible que ningún dirigente, no digamos radical o socialista, sino peronista, no ponga el grito en el cielo con la payasada del viaje de la Presidente, ministros, secretarios y empresarios a un país insignificante para la Argentina?
¿O con la confiscación de YPF?
¿O con el cercenamiento de la libertad de comerciar?
¿Qué clase de eventuales sucesores van a ser Scioli o Macri, que toleran semejantes oprobios, entre otros?
¿Por qué los universitarios –futuros líderes- se callan la boca frente al maltrato a los ciudadanos que no aceptamos la novela que nos están queriendo vender sobre la “refundación de la Argentina” supuestamente ocurrida el 25 de mayo de 2003?
¿Cómo es posible que empresarios y sindicalistas acepten como verdades reveladas, lo desatinos del manejo de la economía por una banda de inexpertos incompetentes?
En otras épocas o en otras latitudes este drama de maltrato, mentira, incompetencia y corrupción, hubiera generado un clamor. ¿Estamos anestesiados, embrutecidos, que no gritamos o reclamamos?
¿Dónde están los ciudadanos políticos, eclesiásticos, universitarios, empresarios, profesionales y sindicalistas capaces de hacer las denuncias que correspondan, propiciar soluciones para los desaguisados perpetrados; en fin para ofrecer a los argentinos un futuro mejor que éste presente caótico? Si no aparecen pronto y hablan claro y en voz alta nuestro destino es negro.
¿Qué clase de eventuales sucesores van a ser Scioli o Macri, que toleran semejantes oprobios, entre otros?
¿Por qué los universitarios –futuros líderes- se callan la boca frente al maltrato a los ciudadanos que no aceptamos la novela que nos están queriendo vender sobre la “refundación de la Argentina” supuestamente ocurrida el 25 de mayo de 2003?
¿Cómo es posible que empresarios y sindicalistas acepten como verdades reveladas, lo desatinos del manejo de la economía por una banda de inexpertos incompetentes?
En otras épocas o en otras latitudes este drama de maltrato, mentira, incompetencia y corrupción, hubiera generado un clamor. ¿Estamos anestesiados, embrutecidos, que no gritamos o reclamamos?
¿Dónde están los ciudadanos políticos, eclesiásticos, universitarios, empresarios, profesionales y sindicalistas capaces de hacer las denuncias que correspondan, propiciar soluciones para los desaguisados perpetrados; en fin para ofrecer a los argentinos un futuro mejor que éste presente caótico? Si no aparecen pronto y hablan claro y en voz alta nuestro destino es negro.
Guillermo V. Lascano Quintana .
No hay comentarios:
Publicar un comentario